Es importante acudir a consulta en caso de que el problema se alargue en el tiempo durante meses, ya que puede tener repercusiones psicológicas y sociales en el niño (vergüenza, malestar, baja autoestima, además de no poder disfrutar de actividades como acampadas, etc,).La enuresis nocturna es el resultado de varios factores que afectan al niño, que pueden ser factores fisiológicos, genéticos, de aprendizaje, etc. En muchas ocasiones somos nosotros, los adultos, los que sin darnos cuenta mantenemos dichas conductas.
Los criterios para el diagnóstico de Enuresis según el DSM-IV son:
- Emisión repetida de orina en la cama o en los vestidos (involuntaria o intencionada).
- El comportamiento en cuestión es clínicamente significativa, manifestándose por una frecuencia de dos episodios semanales durante por lo menos 3 meses consecutivos o por la presencia de malestar clínicamente significativo o deterioro social, académico o de otras áreas importantes para la actividad del individuo.
- La edad cronológica es de por los menos 5 años (o nivel de desarrollo competente).
- El comportamiento no se debe exclusivamente al efecto fisiológico directo de una sustancia ni a una enfermedad médica.
- El más utilizado es el Método de la Alarma.
- Y luego tenemos el Entrenamiento en Cama Seca:
La primera noche se hace un entrenamiento intensivo, eligiendo la noche anterior a un día festivo o fin de semana, para que puedan descansar al día siguiente. Despertamos al niño después de una hora durmiendo, insistiendo lo menos posible, y se le lleva al baño donde practica retención voluntaria. Luego le pedimos que beba de dos a cuatro vasos de su bebida favorita antes de acostarse. Cuando se despierta al niño para ir al baño, hay que preguntarle si cree que podría aguantar otra hora más sin orinar, si dice que sí se le alaba por ello y se le vuelve a acostar, en cambio si dice que no, se le pide que aguante unos minutos y se le elogia. Luego se le devuelve a la cama y bebe otro vaso de líquido.
Este procedimiento se repite cada hora durante esa primera noche intensiva.
Además haremos práctica positiva una hora antes de ir a dormir durante esta primera noche de entrenamiento. El niño acostado en su cama y con la luz apagada a ser posible, cuenta hasta 50, entonces se levanta, va al baño e intenta hacer pis, y vuelve a su cama. Esto lo tiene que repetir 20 veces, los padres vigilarán desde fuera de la habitación.
Si sonara la alarma durante la noche, utilizaremos sobrecorreción, donde el niño tendría que terminar de orinar en el baño, limpiar, cambiar las sábanas y su pijama, y ponerlo todo en el cesto de la ropa sucia, volver a hacer su cama con sábanas limpias y luego la práctica positiva 20 veces más. A partir de la segunda noche sólo hará la práctica positiva durante una hora antes de acostarse si la noche anterior orinó en su cama.
En la noche siguiente sólo hay que despertar al niño tres horas tras haberse dormido. Después de cada noche sin mojar la cama, los padres lo despiertan media hora antes que la anterior; si se hace pis en la cama, pues se le despierta a la misma hora. Ya no seguiremos con este procedimiento cuando el intervalo entre acostarse y despertarse sea de media hora.
Todo esto se puede hacer durante el día, de manera que el niño sea reforzado según vaya dejando transcurrir periodos de tiempo más largos entre las ganas de orinar y el momento de ir al baño. En principio se le pide que aguante durante cinco minutos. Cada día vamos incrementando el tiempo de espera en dos o tres minutos, hasta que consiga llegar a los 45 minutos de demora y a partir de ahí se finaliza el entrenamiento, pero se sigue con el mantenimiento.
Este entrenamiento se suspende tras siete noches consecutivas sin orinar la cama. Se retira la alarma y ya no despertamos más al niño. Si en este tiempo se producen 2 o más episodios en una semana, se reinstaura el procedimiento desde la segunda noche de entrenamiento.
Al mismo tiempo, hay que utilizar el reforzamiento positivo para motivar al niño, es decir, llevar un registro semanal en el que el niño vaya pegando pegatinas o estrellitas, cada día que no haya orinado en la cama.
Para terminar, hay que realizar un seguimiento por el riesgo de recaídas, por lo que deberemos mantener un contacto con la familia sobre todo durante los primeros 6 meses, ya sea de manera personal o telefónica. Además de avisar a los padres para que estén atentos a posibles sucesos que puedan desencadenar esas recaídas.
Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI
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