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lunes, 28 de julio de 2014

Ocho maneras de reducir el dolor que producen las inyecciones a los bebés

Los primeros contactos que los bebés tienen con las agujas, suelen ser muy desagradables, pero por su bien necesitan recibir esas vacunas. Antes de los 2 añitos, cada bebé habrá experimentado unas 20 inyecciones aproximadamente, causándoles dolor y malestar, pero existen algunas formas de suavizarlo.

Estos consejos ayudan a que se disminuya notablemente el tiempo del llanto del bebé después de la inyección, pero en caso de que el niño siguiera quejándose mucho tiempo tras dicha vacuna, se le puede administrar Ibuprofeno, siempre y cuando tenga al menos 6 meses y no sufra de enfermedades que lo contraindique.

Para aliviar las molestias de una inyección, sigue estas 8 recomendaciones: 
  • Quédate siempre cerca de él mientras reciba la inyección, a ser posible sujetándolo. Varios estudios confirman que el afecto tenía efectos beneficiosos para el ánimo del niño. 
  • Amamántalo tras la inyección. Eso le ayuda a calmar el llanto. Incluso es posible hacerlo durante la vacunación, ya que así el niño llora menos. 
  • Ofrécele un poco de agua azucarada. Una pequeña dosis les ayuda a sentir menos la molestia del pinchazo, según han podido probar diversos estudios. Esta puede estar incluso impregnada en el mismo chupete. 
  • Acaricia al bebé con suavidad. Es importante que sienta permanentemente el contacto de uno de los padres, o incluso murmurarle al oído suavemente. Si es posible, es mejor en la barriga, siempre que la posología de la vacuna lo permita. 
  • Consulta si existen alternativas. En muchos casos no quedará más remedio que emplear la jeringa, pero para algunos fármacos, existen unos inyectores de aire comprimido, para aquellas sustancias subcutáneas. Infórmate de si es aplicable al niño en algún caso. 
  • Pregunta por las vacunas combinadas. En algún caso, se puede administrar más de una vacuna en la misma dosis (aunque no siempre es esto posible). Consulta con el médico, ya que ello le ahorrará algún pinchazo al pequeño. 
  • No sientas angustia. Muchas veces, y sin querer, transmitirás tu sentimiento al bebé. Piensa que su dolor es pequeño y no tendrá ninguna repercusión para él. Si permaneces con calma, él lo percibirá y le ayudará a calmarse. 
  • Intenta distraerlo. Su peluche preferido, un muñeco, un juguete… Cualquier objeto que aprecie y que podamos ofrecerle mientras reciba la inyección hará que se sienta un poco mejor y distraerá su atención del pinchazo. 
  • No olvides elogiar la actitud de valentía del niño una vez que ha recibido la inyección.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI

Enlaces consultados:
http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/ocho-maneras-reducir-dolor-producen-inyecciones-bebes

Tipología del Retraso Mental

Grados del Retraso Mental:
Existen 4 grados de Retraso Mental, según su nivel de limitación intelectual: leve, moderado, grave o profundo.

Categorías del RM:

  • Ligera C.I: 57-67 
  • Moderada C.I: 36-51 
  • Grave C.I: 20-35 
  • Profunda C.I: inferior a 20. 
Luego tenemos la inteligencia límite o Bordeline: (- 68-85- 69-80)
No se considera Deficiencia Mental.

Recordemos que el C.I. medio de la población se sitúa en 100 con una desviación típica de 10 (en escalas del WISC).

Tabla clasificación CI:
                     

C.I.
CLASIFICACIÓN
> 175
Genio
130-175
Muy Superior
120-130
Superior
110-120
Normal Brillante
90-110
Normal Medio
80-90
Normal Lento
70-80
Fronterizo o Bordeline
45-70
Leve o Ligero
35-45
Moderado
25-35
Grave o Severo
< 25
Profundo

Tipos de RM:
  • Retraso Mental Leve 
Supone el 85% de todos los casos. En la mayoría de los casos no existe un etiología orgánica, debiéndose a factores constitucionales y socioculturales, por lo que suelen pasar inadvertidos en los primeros años de vida, ya que su aspecto físico suele ser normal aunque puede haber algún tipo de retraso psicomotor, hasta que comienzan el colegio. Tienen capacidad para desarrollar los hábitos básicos como alimentación, vestido, control esfínteres, etc., salvo que la familia haya tenido una actitud muy sobreprotectora y no haya fomentado dichos hábitos.

Pueden comunicarse haciendo uso del lenguaje tanto oral como por escrito, si bien, presentarán déficits específicos o problemas (dislalias) en alguna área que precisará de refuerzo. Con los adecuados soportes pueden llegar a conseguir autonomía.

En cuanto a aspectos de la personalidad suelen ser obstinados, tercos, muchas veces, como forma de reaccionar a su limitada capacidad de análisis y razonamiento. La voluntad puede ser escasa y pueden ser fácilmente manejables e influenciados por otras personas.

Como se sienten rechazados, con frecuencia prefieren relacionarse con los de menor edad a los que pueden dominar. Los de mejor nivel intelectual, al ser más conscientes de sus limitaciones, se sienten acomplejados, tristes y huraños.

En la vida adulta pueden manejarse con cierta independencia, trabajando en diferentes oficios con buen rendimiento en las tareas manuales.

  • Retraso Mental Moderado 
Representan el 10%. La etiología suele ser orgánica por lo que presentan déficits somáticos y neurológicos. En el origen se especula con anomalías genéticas y cromosómicas, encefalopatías, epilepsia y trastornos generalizados del desarrollo (T.G.D.) que comprenden el autismo y la psicosis infantil. Pueden llegar a adquirir hábitos elementales que les permitan cierta independencia pero deberán ser guiados en otras muchas facetas.

Respecto a su capacidad de comunicación puede ser variable y va desde un continuo donde pueden expresarse verbalmente y difícilmente por escrito a presentar serios problemas con deficiente pronunciación y ausencia total de la capacidad para escribir.

Pueden adquirir conocimientos pero se reducen a mecanismos simples memorizados, con escasa capacidad para comprender los significados y establecer relaciones entre los elementos aprendidos.

Pese a todo, pueden aprender a través de programas educativos especiales, aunque siempre se mostrarán lentos y con limitaciones de base.

El carácter que predomina en estos niños es el de la hipercinesia con aparición frecuente de rabietas. Les gusta reclamar la atención del adulto y pueden utilizar cualquier método para conseguirlo, en especial, aquellos niños que tienen menguadas sus capacidades de expresión verbal. La afectividad es muy lábil con manifestaciones exageradas de sus sentimientos, pudiendo pasar de la búsqueda afectiva de un adulto a mostrar con él un comportamiento desobediente e incluso provocador y agresivo.

  • Retraso Mental Grave 
Suponen un 3-4%. La etiología en estos casos es claramente orgánica en su mayoría, semejante a la descrita en el Retraso Mental Moderado pero con mayor afectación en todas las áreas tanto somática, neurológica o sensorial, poniéndose de manifiesto un retraso general en el desarrollo desde los primeros momentos de vida.

Adquieren mecanismos motores elementales y el aprendizaje de hábitos de cuidado personal es muy lento y limitado, necesitando siempre ayuda y supervisión. Los que llegan a comunicarse verbalmente, lo hacen con pocas palabras o frases elementales con defectuosa pronunciación.

Pueden adquirir algunos conocimientos simples y concretos de sus datos personales, familiares así como de objetos personales de uso habitual aunque estos contenidos pueden no ser persistentes debido a su dificultad para fijarlos en la memoria a largo plazo.

En la conducta destacan las crisis de cólera y agresividad por su falta de razonamiento, llegando a las autolesiones. Suelen ser frecuentes los trastornos de hábitos motores: chupeteo, balanceo, bruxismo, así como síntomas psicóticos: estereotipias, manierismos, ecolalia, etc.

En la vida adulta pueden adaptarse a la vida familiar y comunitaria, siempre de forma tutelada, pudiendo insertarse en programas laborales de terapia ocupacional en tareas muy simples.

  • Retraso Mental Profundo 
Representan tan sólo el 1 o 2% del total de los diagnosticados como retrasados. La etiología es siempre orgánica, produciendo graves alteraciones en todos los niveles con una importante afectación motriz.

Dentro de esta categoría, a veces, se solapan otros trastornos que pueden ser susceptibles de diagnóstico diferencial y en el que el Retraso mental profundo es uno de sus síntomas. Nos estamos refiriendo al Autismo atípico o a los diferentes síndromes genéticos que suelen cursar con Retraso Mental (Síndrome de X Frágil, Síndrome Cri du Chat, etc...).


Redactado por: 
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI

sábado, 26 de julio de 2014

¿Tu hijo aún se hace pis en la cama? (Enuresis nocturna)

La enuresis nocturna es un término que se refiere a los escapes involuntarios de pis durante la noche. Es una alteración bastante frecuente, de hecho según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) dice que afecta entre 15-20% de los niños españoles de 5 años. En la mayoría de los casos, la enuresis desaparece con la edad del niño, pero a veces es necesario un tratamiento específico, de muy fácil aplicación y sin efectos secundarios para el pequeño.

Es importante acudir a consulta en caso de que el problema se alargue en el tiempo durante meses, ya que puede tener repercusiones psicológicas y sociales en el niño (vergüenza, malestar, baja autoestima, además de no poder disfrutar de actividades como acampadas, etc,).La enuresis nocturna es el resultado de varios factores que afectan al niño, que pueden ser factores fisiológicos, genéticos, de aprendizaje, etc. En muchas ocasiones somos nosotros, los adultos, los que sin darnos cuenta mantenemos dichas conductas.

Los criterios para el diagnóstico de Enuresis según el DSM-IV son:

  1. Emisión repetida de orina en la cama o en los vestidos (involuntaria o intencionada). 
  2. El comportamiento en cuestión es clínicamente significativa, manifestándose por una frecuencia de dos episodios semanales durante por lo menos 3 meses consecutivos o por la presencia de malestar clínicamente significativo o deterioro social, académico o de otras áreas importantes para la actividad del individuo. 
  3. La edad cronológica es de por los menos 5 años (o nivel de desarrollo competente). 
  4. El comportamiento no se debe exclusivamente al efecto fisiológico directo de una sustancia ni a una enfermedad médica. 
Existen dos métodos para remitir la Enuresis:
  • El más utilizado es el Método de la Alarma.
Lo que haremos será colocar un aparato de alarma con el objetivo de que despierte al niño cuando se esté orinando en la cama, de manera que consiga interrumpir la micción a los pocos segundos. Así el niño puede levantarse de la cama y terminar de orinar en el baño. Con esto, conseguiremos que el niño asocie entre la distensión vesical y el acto de despertarse e inhibir la micción.
  • Y luego tenemos el Entrenamiento en Cama Seca:
Se utiliza primero la alarma y luego un programa de despertar sistemático:

La primera noche se hace un entrenamiento intensivo, eligiendo la noche anterior a un día festivo o fin de semana, para que puedan descansar al día siguiente. Despertamos al niño después de una hora durmiendo, insistiendo lo menos posible, y se le lleva al baño donde practica retención voluntaria. Luego le pedimos que beba de dos a cuatro vasos de su bebida favorita antes de acostarse. Cuando se despierta al niño para ir al baño, hay que preguntarle si cree que podría aguantar otra hora más sin orinar, si dice que sí se le alaba por ello y se le vuelve a acostar, en cambio si dice que no, se le pide que aguante unos minutos y se le elogia. Luego se le devuelve a la cama y bebe otro vaso de líquido.

Este procedimiento se repite cada hora durante esa primera noche intensiva.

Además haremos práctica positiva una hora antes de ir a dormir durante esta primera noche de entrenamiento. El niño acostado en su cama y con la luz apagada a ser posible, cuenta hasta 50, entonces se levanta, va al baño e intenta hacer pis, y vuelve a su cama. Esto lo tiene que repetir 20 veces, los padres vigilarán desde fuera de la habitación.

Si sonara la alarma durante la noche, utilizaremos sobrecorreción, donde el niño tendría que terminar de orinar en el baño, limpiar, cambiar las sábanas y su pijama, y ponerlo todo en el cesto de la ropa sucia, volver a hacer su cama con sábanas limpias y luego la práctica positiva 20 veces más. A partir de la segunda noche sólo hará la práctica positiva durante una hora antes de acostarse si la noche anterior orinó en su cama.

En la noche siguiente sólo hay que despertar al niño tres horas tras haberse dormido. Después de cada noche sin mojar la cama, los padres lo despiertan media hora antes que la anterior; si se hace pis en la cama, pues se le despierta a la misma hora. Ya no seguiremos con este procedimiento cuando el intervalo entre acostarse y despertarse sea de media hora.

Todo esto se puede hacer durante el día, de manera que el niño sea reforzado según vaya dejando transcurrir periodos de tiempo más largos entre las ganas de orinar y el momento de ir al baño. En principio se le pide que aguante durante cinco minutos. Cada día vamos incrementando el tiempo de espera en dos o tres minutos, hasta que consiga llegar a los 45 minutos de demora y a partir de ahí se finaliza el entrenamiento, pero se sigue con el mantenimiento.

Este entrenamiento se suspende tras siete noches consecutivas sin orinar la cama. Se retira la alarma y ya no despertamos más al niño. Si en este tiempo se producen 2 o más episodios en una semana, se reinstaura el procedimiento desde la segunda noche de entrenamiento.

Al mismo tiempo, hay que utilizar el reforzamiento positivo para motivar al niño, es decir, llevar un registro semanal en el que el niño vaya pegando pegatinas o estrellitas, cada día que no haya orinado en la cama.

Para terminar, hay que realizar un seguimiento por el riesgo de recaídas, por lo que deberemos mantener un contacto con la familia sobre todo durante los primeros 6 meses, ya sea de manera personal o telefónica. Además de avisar a los padres para que estén atentos a posibles sucesos que puedan desencadenar esas recaídas.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI




Pesadillas en la infancia

Se trata de uno de los trastornos más frecuentes en la infancia. Se define como un sueño largo muy elaborado, con riqueza de detalles y que provoca en el niño una fuerte sensación de ansiedad, miedo o terror. El contenido de los mismos es muy variado pero siempre existe un componente de peligro para la integridad física del niño. Por lo general no hacen referencia a situaciones reales (salvo en aquellos niños que han sufrido situaciones traumáticas). El episodio suele terminar con el despertar del niño, volviendo éste a un estado de plena alerta y con la sensación de miedo o ansiedad todavía presente.
Aunque las pesadillas no suelen suponer un riesgo, por sí mismas, para la salud del niño, sí que pueden producir un cierto temor a dormir, en especial, si éstas son frecuentes. Es en estos casos cuando se puede alterar el patrón de sueño y aparecer secundariamente la somnolencia excesiva, irritabilidad, ansiedad, etc. Es decir, se asocian a insomnio y a otras parasomnnias.
Las pesadillas suelen aparecer en la fase REM y con mayor frecuencia en la segunda mitad de la noche. Respecto a sus orígenes se han asociado con agentes externos que han provocado inquietud en el niño. A medida que disminuyen las causas que lo han producido, irán desapareciendo. No suelen existir trastornos psicológicos asociados a las pesadillas sino que normalmente tienen relación con fases específicas del desarrollo emocional.

Cuando son muy frecuentes, sí que se ha asociado a niños con un perfil de inseguridad por algún motivo familiar, escolar u otro. Son también habituales en niños que han estado separados de sus madres durante un largo periodo de tiempo o si son hospitalizados.

Según el DSM-IV, la prevalencia oscila entre un 10-50% en niños de 3 a 5 años. El primer episodio suele aparecer por primera vez entre los 3 y 6 años. Normalmente estos episodios se superan con la edad y no necesitan ningún tipo de intervención psicológica.

Como factores predisponentes se pueden destacar: fiebre, estrés emocional, rebote de sueño REM por retirada de barbitúricos, ß-bloqueantes, alcohol, y tras la administración de fármacos dopaminérgicos, reserpina y a-metildopa.

Las situaciones de estrés y los episodios traumáticos, aumentan su frecuencia y severidad. En el tratamiento de este problema se utilizan técnicas de relajación y enfrentamiento al contenido de la pesadilla, remitiendo el problema en un corto espacio de tiempo.

Son fenómenos parecidos a los terrores nocturnos aunque se diferencian de éstos por dos hechos concretos: se producen en la segunda mitad de la noche, en la fase REM y el niño explica claramente que es lo que ha soñado y le ha despertado. Normalmente relata hechos angustiosos relacionados con miedo, animales que lo atacan o conflictos con otros niños.

Por lo general los episodios duran unas semanas y están relacionados con algún acontecimiento externo que ha causado inquietud en el niño. A medida que disminuye la ansiedad diurna los episodios también disminuyen en intensidad y frecuencia. Los padres deben intentar calmar al niño, que estará despierto y plenamente consciente, tratando de restar importancia a lo soñado. Remiten espontáneamente antes de la adolescencia. Si persistieran debería descartarse la presencia de psicopatología.


Criterios para el diagnóstico de Pesadillas:

  • Despertares repetidos durante el período de sueño mayor o en las siestas diurnas, provocados por sueños extremadamente terroríficos y prolongados que dejan recuerdos vívidos, y cuyo contenido suele centrarse en amenazas para la propia supervivencia, seguridad o autoestima. Los despertares suelen ocurrir durante la segunda mitad del período de sueño.
  • Al despertarse del sueño terrorífico, la persona recupera rápidamente el estado orientado y despierto (a diferencia de la confusión y desorientación que caracterizan los terrores nocturnos y algunas formas de epilepsia).
  • Las pesadillas, o la alteración del sueño determinada por los continuos despertares, provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
  • Las pesadillas no aparecen exclusivamente en el transcurso de otro trastorno mental (p. ej., delirium, trastorno por estrés postraumático) y no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.

Diagnóstico diferencial de las parasomnias: Pesadillas
  • Terrores Nocturnos 
  • Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño
  • Narcolepsia 
  • Trastorno de pánico 
  • Pesadillas inducidas por fármacos (antidepresivos, cafeína…)
El diagnóstico diferencial se realiza sobre todo con los terrores nocturnos, que es otra parasomnia dentro de los Trastornos del Sueño. Normalmente no constituyen trastornos importantes pero sí que pueden ser objeto de asesoramiento o intervención psicológica por los efectos secundarios que pueden producir en el niño (miedo a dormirse, a la noche, a conciliar el sueño sólo, irritabilidad, ansiedad, etc.).
Diferencia entre pesadillas y terrores nocturnos.


PESADILLAS
TERRORES NOCTURNOS
Normalmente el niño se despierta durante el episodio y recuerda el contenido del sueño. Existe contacto con la realidad.
A pesar de que puede incorporarse de la cama e incluso llorar o gritar, resulta muy difícil despertarle. No recordará nada. Ni existe contacto con la realidad.
Los contenidos del sueño recordados son muy elaborados.
Contenidos inexistentes o muy vagos del episodio.
Durante los episodios no suelen aparecer movimientos ni vocalizaciones ya que no existe tono muscular. En el caso de que aparezca alguna palabra o grito indica el final de la pesadilla.
Pueden aparecer verbalizaciones y/o vocalizaciones por la presencia de tono muscular.
Al despertarse: sensación de miedo y ansiedad asociada al recuerdo de las imágenes oníricas.
Se experimenta una intensa ansiedad con gran activación autonómica.
Aparecen en la fase de sueño REM.
Aparecen en el sueño No REM (fases III y IV)
Suelen darse en la segunda mitad de la noche.
Se dan en la primera mitad de la noche.
Inicio entre los 3 y 6 años.
Inicio entre los 4 y 12 años.
Suelen remitir a medida que el niño se hace mayor.
Suelen desaparecer con el tiempo y normalmente no precisan tratamiento farmacológico.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI

miércoles, 23 de julio de 2014

Técnicas que puedes usar para modificar la conducta de tu hijo ( Modificación de Conducta)

Las principales técnicas operantes que en nuestra opinión serían bastante útiles y sencillas de practicar para los padres son:

Reforzamiento positivo:

El reforzamiento positivo consiste en ofrecer al niño algo que le gusta, justo después de que haga lo que deseamos. Para que ésta técnica sea efectiva, el reforzador tiene que ser contingente, es decir, tiene que aparecer inmediatamente tras la conducta del niño, y además tiene que sea algo que realmente le guste.

Es importante sólo entregar el reforzador siempre que se lo haya ganado, incluso diciéndole al niño el motivo por el cual se lo damos.

Para instaurar conductas es más adecuado un reforzamiento continuo (cada vez que realice la conducta), y para mantener conductas una vez ya aprendidas, un reforzamiento intermitente (cada cierto número de veces que la realice, por ejemplo)

Algunos ejemplos:

  • Decir “muy bien hecho” cuando se haya vestido solo. 
  • Darle su merienda preferida, por haber terminado los deberes del cole. 

Reforzamiento negativo:

Esta técnica consiste en retirar o reducir un estímulo que al niño no le gusta, justo después de que realice la conducta que deseamos.

Es importante saber exactamente qué conducta es la deseable y seleccionar uno o más estímulos que sabemos que al niño le van a desagradar lo suficiente, como para querer evitarlos. Además de explicarle qué es lo que puede hacer para evitarlo.

Se explica más fácilmente con unos ejemplos:
  • El niño que recoge su habitación para que su padre deje de mirarlo enfadado. 
  • Comerse toda la comida, para no perderse el partido de fútbol. 

Castigo:

Esta técnica consiste en presentar algo al niño que no le gusta, tras haber realizado la conducta indeseada.

Es necesario que el niño sepa qué conducta es la que deseamos

Hay que tener cuidado porque tiene efectos secundarios negativos.

Ejemplos:
  • Un niño tira las cosas de la mesa al suelo y el padre le quita el postre. 
  • Unos chicos que están jugando a la consola y se ponen a saltar en los sillones, y la madre les quita la consola. 

Extinción:

Es cuando dejamos de recompensar una conducta que antes recibía reforzamiento.

Hay que saber qué reforzadores son los que están manteniendo la conducta que queremos eliminar, para poder controlarlos. Siempre va a aparecer un incremento de la conducta indeseada antes de que empiece a desaparecer, por ello hay que tener muy claro que hay que aguantar la insistencia del niño.

Ejemplo:

  • Un niño que se pone a gritar para que los padres le hagan caso. 
  • También intentar que el niño se tranquilice cuando ha cogido una rabieta. 
Una de las cosas que suelen hacer mucho los padres es mirar al niño cuando está haciendo algo inadecuado, por lo que con esta técnica lo que se hace es dejar de mirar y prestar atención cuando realice este tipo de conductas.


Moldeamiento:

Es cuando se le refuerzan al niño las aproximaciones de la conducta que le estamos enseñando. Es muy útil cuando la conducta que queremos que realice, no está en su repertorio, es decir, no la sabe hacer.

Se le enseña lo que queremos que haga, y se le va reforzando las aproximaciones sucesivas hasta llegar al final, a medida que va avanzando en los pasos, sólo se le refuerza cuando realice el último paso aprendido.

Si la conducta a realizar es muy difícil para el niño, es mejor dividirla en pasos muy cortos, y que los primeros pasos sean fáciles para que pueda conseguir el reforzador y motivarlo.

Un ejemplo:
  • Un padre que quiere enseñarle a su hijo a doblar la ropa. 
  • Un adolescente que quiere aprender a hacer de comer. 

Desvanecimiento:

Es la técnica que se usa para ir disminuyendo de manera gradual las ayudas que antes se le daban al niño para enseñarle una conducta nueva.

Hay varias formas de ir disminuyendo esas ayudas: como por ejemplo ir demorando cada vez más el tiempo que tardamos en darle la ayuda visual o auditiva.

Se utiliza mucho junto con la técnica de moldeamiento.

Ejemplo:
  • El niño está aprendiendo los colores, al principio le vamos diciendo el nombre del color completo (verde), y una vez los vaya memorizando, sólo le vamos diciendo el inicio de la palabra ( qué color es este? Ver…) 

Encadenamiento:

Se utiliza con conductas que son muy complejas, por lo que se descomponen en otras más sencillas. Lo que se hace es elaborar una cadena de pasos que se van reforzando hasta llegar a la conducta final.

En un principio se van reforzando cada uno de los eslabones de la cadena, y luego se va retirando el reforzamiento de manera gradual, por lo que pasa a ser un reforzamiento intermitente.

Uno de los ejemplos en lo que se usa esta técnica es en el lavado de manos para niños con necesidades especiales.


Modelado:

Esta técnica se basa en que toda conducta se puede aprender por la observación directa de la conducta de los demás, es decir, el niño aprende una conducta observando a un modelo.

Antes de empezar hay que explicarle la conducta que luego va a tener que imitar, se le van dando algunas instrucciones para que lo haga mejor, e incluso el modelo va verbalizando la conducta deseada al mismo tiempo que la va realizando. Luego el niño tiene que hacer lo que ha observado.

Por ejemplo:

  • Un niño se lava los dientes delante de otro para que éste último aprenda. 
  • Un entrenador de fútbol que le enseña a sus jugadores una técnica haciéndolo el primero. 

Saciación:

La saciación es básicamente cansar o aburrir al niño con un reforzador hasta que éste llega a dejar de ser reforzante para él.

Todas las cosas en grandes cantidades producen saciación, porque nos aburrimos de ellas. Esto puede ser una técnica para reducir una conducta, ya que lo que hacemos es dar el reforzador que sostiene una conducta indeseada, de manera que al niño ya no le resulte atractivo dicho reforzador, y deje de realizar la conducta (suele pasar con los reforzadores primarios, es decir, con la comida, aunque al tiempo vuelven a recuperar su valor reforzante)

También se puede ver de otra forma, y es hacer que el niño realice la conducta indeseada tantas veces, que se canse de ella y ya no quiera hacerla más. (esto se suele usar con niños que no dejan de decir palabrotas)

Hay que tener cuidado de que la conducta que vayamos a utilizar con este procedimiento, no sea peligrosa para el niño, como son las conductas autolesivas.


Sobrecorrección:

Es cuando hacemos que el niño realice de manera repetida y prolongada, una serie de conductas adecuadas que están relacionadas con la conducta indeseada. Es decir, que restituya lo que ha perturbado.

Como en todas las técnicas que hemos comentado, la aparición de la sobrecorreción debe ser inmediata a la aparición de la conducta indeseada, y lo importante aquí es no reforzar al niño mientras está realizando la conducta de sobrecorreción que le hemos mandado.

Ejemplo:
  • Un niño que ha manchado los cristales de un coche, le haremos limpiar no solo los cristales, sino el coche entero. 
  • Cuando pegue a un compañero, hacer que le cure las heridas, además de pedirle perdón. 
Se usa mucho en las conductas autolesivas de niños con autismo, por ejemplo.


Costo de respuesta:

Esta técnica lo que hace es retirar inmediatamente un reforzador que previamente ha ganado, cuando el niño realiza una conducta que queremos eliminar de su repertorio.

Se utiliza mucho junto con la técnica de economía de fichas. Si es posible utilizar otras técnicas es más recomendable, debido a su carácter intrusivo.

Es importante saber qué reforzadores se van a utilizar, para luego retirarlos en caso necesario, además de saber cuál es la conducta deseada. Antes de empezar con el coste de respuesta, hay que dejar que el niño haya acumulado previamente los reforzadores y que sepa el coste que tendrá el realizar las conductas indeseadas y el beneficio de realizar las deseadas (por ejemplo: economía de fichas)


Tiempo fuera:

Aquí lo que se hace es eliminar un reforzador inmediatamente cuando emita la conducta indeseada, es decir, se le retira del lugar donde están todos los reforzadores o se retiran los reforzadores del lugar donde está el niño por unos minutos.

Hay que tener claro qué conducta es la indeseada y avisar al niño, si éste sigue emitiendo dicha conducta, se le retira o aleja del reforzador.

Lo importante es que el lugar donde realicemos el tiempo fuera no sea atractivo para el niño, ni tenga posibilidad de escaparse de él.

Uno de los ejemplos clásicos es la silla o el rincón de pensar.


Economía de fichas:

Esta técnica es válida tanto para aumentar conductas, como para reducirlas (junto con coste de respuesta)

De lo que se trata, es que el niño vaya acumulando una serie de fichas o puntos, por realizar conductas deseables, para conseguir un premio muy atractivo para él.

Se divide la conducta en pasos, por lo que se van ofreciendo cada una de las fichas al realizar dichas conductas. El niño tiene que estar enterado del sistema que estamos realizando, y de lo que puede conseguir por la acumulación de los puntos.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI

Trastornos del lenguaje y la comunicación (Dislalia infantil)

Ya a la edad de 5 años, es importante que los niños pronuncien correctamente las letras del abecedario, ya que es a esta edad en la que teóricamente empiezan a aprender a leer y lógicamente, para poder reconocer cada letra en la lectura, es necesario que se conozca su pronunciación.

Luego tenemos los fonemas considerados complicados, éstos se deben empezar a dominar entre los 5 o 6 años de edad. Por ejemplo, en este margen de tiempo se tiene que poder aprender a pronunciar la “r”, en el caso de que el problema persista, nos encontraremos ante un caso de rotacismo.

Es bastante frecuente que los niños que empiezan a hablar tengan problemas para pronunciar algunos fonemas, por lo que estaríamos hablando de una dislalia (incapacidad para pronunciar correctamente ciertos sonidos o grupos de sonidos). Es el trastorno del lenguaje más común en los niños, el más conocido y más fácil de identificar. Suele presentarse entre los 3 y los 5 años, con alteraciones en la articulación de los fonemas.

Los fonemas y las edades de adquisición:



La dislalia infantil presenta tipos muy variados:

  1. La dislalia funcional: es la más frecuente y se caracteriza por un mal funcionamiento de los órganos articulatorios. El niño desconoce o realiza incorrectamente el punto y modo de articulación del fonema. No sabe hacer vibrar la lengua para pronunciar bien la RR, y suele reemplazar la S por la Z, o la R por la D. 
  2. La dislalia orgánica: hace que el niño tenga dificultades para articular determinados fonemas por problemas orgánicos. Se presenta en los niños cuando presentan alteraciones en las neuronas cerebrales, cuando tienen alguna malformación o anomalías en los órganos del aparato fonador (disglosia y disastria). 
  3. La dislalia audiógena: se caracteriza por dificultades originadas por problemas auditivos. El niño se siente incapaz de pronunciar correctamente los fonemas porque no oye bien. En algunos casos, es necesario que los niños utilicen prótesis. 
  4. La dislalia evolutiva: es la propia del desarrollo de los niños pequeños. 
Tipos de errores en la dislalia funcional:

Tipos de errores
Descripción
Sustitución
  • La Sustitución es el error de articulación, en que un sonido es reemplazado por otro. El niño se siente incapaz de pronunciar una articulación concreta y en su lugar emite otra que le resulta más fácil y asequible. Por ejemplo: de sustitución, dice “lata” en lugar de “rata”.
Omisión
  • Otra forma que el niño tiene de salvar su dificultad articulatoria es omitiendo el fonema que no sabe pronunciar, sin ser sustituido por ningún otro, pudiéndose dar la omisión en cualquier lugar de la palabra.
  • A veces el niño omite tan sólo la consonante que no sabe pronunciar, y así dirá “apato” por “ zapato”, o “caerera” por “carretera”, pero también suele omitir la sílaba completa que contiene dicha consonante, resultado “camelo” por “ caramelo”, “ lida” por “salida”
  • En los sinfones o grupos consonánticos en los que hay que articular dos consonantes seguidas, como “bra”,”cla”, etc., es muy frecuente la omisión de los consonantes líquida cuando existe dificultad para la articulación. Ejemplos son: “paza” por “plaza”, “bazo” por “brazo”, “futa” por “fruta”
Inserción
  • A veces la forma de afrontar un sonido que le resulta dificultoso al niño es intercalando junto a él otro sonido que no corresponde a esas palabras y, sin conseguir con ello salvar la dificultad, se convierte en un vicio de dirección, por ejemplo: en lugar de “ratón” diran “aratón”, o en lugar de “plato” dirán “palato.
Distorsión
  • Se entiende por sonido distorsionado aquel que se da de forma incorrecta o deformada, pero que tampoco es sustituido por otro fonema concreto, sino que su articulación se hace de forma aproximada a la correcta, pero sin llegar a serlo. Generalmente es debido a una imperfecta posición de los órganos de la articulación, a la forma de salida del aire, a la vibración o no vibración de las cuerdas vocales, etc. Ejemplo de distorsión: dice “cardo” en lugar de “carro”.
Adición
  • Consiste en intercalar junto al sonido que no puede articular, otro que no corresponde a la palabra. Por ejemplo, dice “balanco” en lugar de “blanco”, “teres” en lugar de “tres”.
Inversión
  • Consiste en cambiar el orden de los sonidos. Por ejemplo, dice “cocholate” en lugar de “chocolate”.



Texto redactado por:

María Jesús Meneses Delgado.
Perenquén GPI.

lunes, 21 de julio de 2014

Juegos para los niños con TDAH ( Hiperactividad)

Tipos de juegos:


1. Para trabajar la atención.


  • Puzzles: ya sea de palabras (palabras cruzadas, sopa de letras, crucigramas, palabras enmascaradas) como de imágenes (rompecabezas, encuentra la diferencias, laberinto) o de figuras geométricas.
  • Juegos de memoria: como “encuentra la pareja” o “Simón dice”, también localizar e identificar errores en dibujos sencillos, localizar dibujos repetidos entre una serie.
  • Trabajos manuales: como colorear dibujos sin dejar espacios en blanco, hacer agujeros lo más próximos posibles siguiendo unas líneas en unas planchas de corcho con un punzón adecuado para niños (“une los puntos”).


Tipos de Juegos
Diferencias
Kakuro
Laberinto

Sopa de letras
Sudoku
Unir los puntos
Crucigrama


2. Para practicar la memoria auditiva y visual.


  • Juego del veo-veo.
  • Juego del eco (el guía dice una palabra y los demás deben hacer el eco de la misma las veces que se acuerde previamente)
  • Juego del mensajero (el guía dice a otro jugador una frase relacionada con alguna actividad a realizar y éste debe repetirla posteriormente a todo el grupo para que la lleven a cabo)
  • Juego de las cadenas de palabras (el guía inicia la cadena diciendo una palabra (por ejemplo: María) el siguiente jugador debe decir la misma palabra más otra que añada significado a la primera (Por ejemplo: María está) y así sucesivamente, pierde el jugador que no es capaz de añadir otra palabra más)


3. Para practicar la coordinación visomotriz.


  • Buscar el detalle (En este ejercicio mostraremos al niño diferentes dibujos de objetos, fotografías e imágenes en un periodo breve de tiempo. Después le preguntaremos qué detalles recuerda y le pediremos que nos dibuje la imagen cuidando la disposición, el color y el tamaño, cuantos más detalles recuerde más elogios nuestros recibirá. Puede realizarse también con personajes)
  • Clasificar objetos (Consiste en clasificar objetos distintos según un criterio dado o una característica común. Podremos ampliarlo aumentando el número de características comunes y utilizando materiales cotidianos)
  • El laberinto (Podemos realizarlo con lana o cuerdas que vayan enredándose por las diferentes habitaciones de la casa hasta llegar a la meta: “Una bolsita de golosinas”. Si se despista, cada error resta una golosina)


4. Actividades extraescolares.


  • Deportes en equipo: que requieran de una actividad física alta, control mental y donde tengan instrucciones y normas.
  • Teatro: donde el niño pueda actuar siendo diferentes personajes y creando distintas escenas, donde pueda dar salida a su imaginación y creatividad.
  • Música o Pintura: donde el niño pueda expresarse.


5. Ejercicios para practicar la relajación y el control de la impulsividad.


  • El globo (Nos servirá para practicar la respiración diafragmática. Inspiramos muy despacio permitiendo que el aire entre por nuestros pulmones y llegue al abdomen. Este último se va hinchando como si fuera un globo y después permitiendo que se escape el aire y desinflándose poquito a poco hasta quedar vacío)
  • La tortuga en su caparazón (Este ejercicio nos permitirá practicar la relajación muscular progresiva. Nos tumbamos boca abajo y nos convertimos en una tortuga que decide replegarse en su caparazón escondiendo su cabeza y sus patas. Ahora los músculos del cuello, brazos y piernas están en tensión. Pronto vienen los rayos del sol a despertarnos, ahora vamos asomando muy despacito la cabeza y estirando las extremidades hasta que queden relajadas. Podemos completarlo con “la historia de la Gran Tortuga Sabia” basada en “la tortuga de M.R. Schneider y A. Robin” )
  • Una carrera muy lenta (El ganador será el último que llegue a la meta realizando movimientos muy lentos y controlando la impulsividad)


En todas estas actividades que vamos a realizar con el niño, debemos motivarlo para que las termine, para ello también podremos irlo premiando a lo largo de la tarea mientras va demostrando concentración. Nunca hay que castigar a un niño con TDAH por distraerse de dichas tareas, ya que la mejora va a ir siendo poco a poco ascendente.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI