¿Qué es lo que No se debe hacer?
- No prestar atención a la resistencia a la comida, esto puede verse mantenido por la presión y atención que el niño consigue.
- Si el niño decide no comer el menú de hoy, no hacerle uno nuevo. Comerá su comida habitual en la próxima comida, hasta entonces tomará únicamente toda el agua que quiera.
- No darle nada entre horas, ni permitir que otras personas se lo den. Así, a la hora de la siguiente comida, repetiremos lo anterior. (La mayor parte de los niños no tarda más de 3 días en comer). Este punto seguramente sea motivo de rabietas, donde los padres deben utilizar la ignorancia sistemática o la técnica del disco rayado.
- No atender su comportamiento cuando su actitud en la mesa no sea la que se espera, seguir con la conversación o la comida y no alentarlo a finalizar con su comportamiento. Cuando de nuevo vuelva a comer o a sentarse, es el momento de decirle lo bien que lo está haciendo.
- Debemos suprimir refrescos o zumos durante la comida, estas bebidas tienen un gran efecto saciante, con lo que el apetito desaparece rápidamente
¿Qué es lo que Sí se debe hacer?
- Fortalecer la autonomía del niño, dejándole que sea él quien coma solo.
- A medida que el niño vaya siendo capaz, hacerle participe de todos los preparativos de la comida. Por ejemplo que ayude a hacer la lista de la compra, a comprar, a preparar la comida, a poner la mesa etc.
- Si el niño tiene menos de 7 años ofrecerle cantidades muy pequeñas de comida, si es mayor, que se sirva él mismo la cantidad de comida que va a comerse.
- Ponerle la comida delante y advertirle que se retirarán los platos al paso de un tiempo concreto (20-30 min.) sin gritos ni tensión. Retirar el plato si el niño da señales claras de no querer más o si juega con la comida sin ingerir por más de 10 minutos. No come más si tira el plato o la comida intencionalmente.
- Los padres deben practicar con el ejemplo, y ser concientes de que ellos son el principal modelo para los niños.
- Recompensarle cuando coma y se comporte de manera adecuada.
- Reconocerle cualquier avance a la hora de la comida, si prueba algo nuevo, si tarda menos, si ayuda en la mesa, si permanece durante toda la comida sentado sin levantarse etc., por mínimo que parezca el progreso. De esta manera querrá repetirlo para obtener la atención de los padres.
- El niño debe aprender que la hora de la comida no es indicio de mal rato, por ello los padres deben aprender a mostrarse serenos y naturales. Hacer de la comida un momento de relajación, en el que los temas de comida no sean el tema central de las conversaciones. Dedicar, por ejemplo, este rato para hablar de todo lo divertido que cada uno a hecho durante el día, o a planear las actividades de la tarde, o del fin de semana.
- Se aconseja que los horarios de las comidas sean lo más estable posible, de esta manera el niño sabe de antemano que ya va a ser hora de comer. Crear un hábito de alimentación: esto es comer en el mismo momento, en el mismo lugar y de la misma manera, sin ser rígidos tampoco, una vez que el niño haya adquirido ya este hábito, es un buen momento para que existan excepciones.
- Agradable también en sabores, variedad, texturas apropiadas para la edad, agradable a la vista y con porciones adecuadas. Es decir, que los platos sean atractivos y apetitosos, por ejemplo realizando formas divertidas con la comida, o poniendo sorpresas bajo el plato para que las descubra cuando lo termine.
- Intentar comer al menos tres o cuatro veces en semana todos en familia. El niño aprenderá imitando y no sólo lo que comen los demás, sino también como se comportan y relacionan en la mesa.
- Tener alimentos saludables al alcance del niño y evitar los ricos en grasas o azúcares. Se ha visto que el prohibir ciertos alimentos, hace que el niño los consuma más cuando tiene acceso a ellos, aun cuando no tenga hambre, por eso no se trata de prohibir, sino de no evitar exponer.
En definitiva:
- Los padres deben ser pacientes, firmes y constantes. El aprendizaje ha de ser progresivo, plantear primero un objetivo y cuando este conseguido, otro. Plantearse muchos objetivos de golpe, o un objetivo muy amplio, dificulta el conseguir llegar a la meta.
Redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI
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