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martes, 16 de diciembre de 2014

Beneficios del masaje en los bebés

Los Bebés tienen el sentido del tacto muy desarrollado, por eso el masaje es una de las mejores formas de estrechar lazos entre padres e hijos. Además de que es una buena manera de ofrecer a los pequeños una fuente de beneficios psicológicos, físicos y fisiológicos.

Los bebés tras el nacimiento sufren de una fuerte tensión muscular, por lo que sus brazitos y piernas están encogidos, con el masaje conseguimos relajar esos músculos y ayudarles a extender sus extremidades con mayor facilidad, siendo uno de los logros más importantes de las primeras etapas.

Es decir, numerosos entendidos explican que entre los beneficios del masaje en los recién nacidos está la estimulación, el alivio muscular, la relajación, la interacción y el fortalecimiento del vínculo entre el bebé y sus padres. Por otro lado, como además junto al masaje los padres van hablándole al pequeño, pues también trae como beneficios el desarrollo del lenguaje.

Junto a todos estos beneficios, los padres al interactuar más con su bebé, aprenden a recibir mejor la información corporal que su pequeño les transmite, por lo que pueden suplir con mayor rapidez las necesidades del bebé.

 Se exponen algunos consejos claves:
  • Lo ideal para algunos expertos es empezar una rutina después del primer mes.
  • La sesión del masaje debe durar lo que el niño quiera, es él quien da las pautas de tiempo.
  • Si hay algún tipo de limitación en el pequeño, el masaje debe ser más corto.
  • Cuando el bebé tiene fiebre o está conectado a máquinas no se aconseja hacer masajes.
  • Quien empiece la sesión debe terminarla, no vale cambiar de masajista.
  • Cuando los pequeños están dormidos o acaban de comer no se deben hacer masajes.
  • Después del baño, cuando el bebé esté tranquilo, no tenga hambre ni sueño, son los momentos ideales para empezar.
  • Se debe realizar en un espacio tranquilo, donde haya una superficie acolchonada.
  • Los masajes se hacen con un aceite vegetal no tóxico.
  • Antes de empezar, los padres deben estar tranquilos, para transmitir serenidad.
  • Es importante masajear con las dos manos al mismo tiempo.
  • El grado de desnudez depende del clima. Si es frío, descubra la zona que va a masajear.
  • El masaje es especial en momentos de tensión, como cuando les van a salir los dientes.
  • Si el niño llora, suspenda el masaje, pero no lo descarte.
Algunas técnicas:
  • El masaje Shantala: los movimientos deben ser de arriba hacia abajo y del centro hacia afuera en cualquier parte del cuerpo. Cada vez que se llega a la parte inferior se levantan las manos y se inicia en la parte superior. Mientras se hacen los masajes, es importante decirle cosas positivas y aunque el bebé no entiende el idioma, sí la intención. Cuando se llega a zonas pequeñas, como las manos, los pies y la cara, se deben utilizar las yemas de los dedos. Los expertos también recomiendan tomar una a una las articulaciones del bebé y hacer giros suaves en ambos sentidos.
  • Cara, abdomen y espalda: los masajes en la parte estomacal del bebé fortalecen el aparato digestivo, por lo que ayuda a que el sistema gastrointestinal funcione de manera correcta, aliviando molestias como gases, cólicos y estreñimiento. El masaje va en orientación con el sistema digestivo, en el sentido de las manecillas del reloj. En esta parte se hacen movimientos circulares y otros de tipo lineal (vertical y horizontal). La cara en los bebés de 0 a 6 meses se tensiona mucho, porque la alimentación se hace por succión, provocando tensión en los labios y la comunicación la hacen a través del llanto, lo que aumenta la presión en la musculatura. De esta forma, el masaje empieza con la relajación de labios por medio del tacto, después se va a la frente y se hace como una integración entre las orejas y la parte mandibular. La cabeza no se toca y no se utiliza aceite. La espalda, el eje del cuerpo, merece un tratamiento especial porque recibe gran parte de la postura de los niños (acostado, sentado). Con el masaje se le ayuda a aliviar la tensión. La idea es hacer movimientos ascendentes y descendentes a los lados de la zona y no tocar la columna.
  • En las extremidades y el pecho: para masajear las piernas del pequeño, la intención define los movimientos: pueden ir en línea hacia el corazón o hacia el exterior; en este último caso, se utiliza para sacar tensión y todo lo que va hacia adentro estimula y fortalece. En el caso de los brazos, estos se masajean de manera similar a las piernas y lo que se busca es activar y relajar. En el pecho se guardan muchas emociones. Así, la idea es abrir y aliviar tensiones. Cuando uno a masajea esta parte, los niños lloran, pero no de dolor sino de alivio. Los movimientos deben hacerse como abriendo la zona”.
Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.abcdelbebe.com/bebe/0-6-meses/salud/masajes-para-estimular-y-favorecer-el-desarrollo-de-los-bebes

Que NO hacer cuando tu hijo tiene miedo

Cuando los peques tienen miedo es importante no ignorarlo, sino ayudarles a superar esos miedos, es decir, es igual de importante el saber qué hacer en esas situaciones, como saber el qué no hacer. En este sentido, los comportamientos de los padres es fundamental, ya que son sus referentes. Por tanto, los padres tienen que tener claro que ante los miedos en sus hijos tienen que respetarlos, comprenderlos y entenderlos.

Los miedos en los niños son inevitables, son parte del crecimiento y maduración por la que todos pasamos, pero si el pequeño cuenta con el gran apoyo de sus padres y la confianza necesaria, pues se superan sin problemas.

¿Cómo podemos ayudarle a superarlos?
  • No le asustes con historias de fantasmas, de brujas, etc.,sobre todo justo antes de acostarle. Es necesario que le expliquemos que esos personajes son sólo ficción y que no existen en la vida real. 
  • No te rías de sus temores, aunque te parezcan tontos, ya que si te ríes de su miedo, el niño disminuirá su confianza y no te volverá a contar nada sobre lo que teme. 
  • No transmitas mas miedo a tu hijo del que ya tiene, porque tu pequeño necesita tener su seguridad y confianza. Por lo tanto no ignores sus miedos, ni tampoco le mientas ya que el comprobar que era mentira lo que le contaste, tendrá más temor aún. Simplemente escúchale y apóyale. 
  • No le obligues a pasar situaciones que él teme, porque los miedos no se superan enfrentándose a la situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto intensifica el miedo. Lo que necesita es ir acostumbrándose poco a poco a situación temida. Al igual que no debes obligarle a ver una película de la cual él tiene miedo, o que acaricie a un perro que no le gusta. 
  • No transmitas tus temores personales a tu hijo, ya que la forma en que te enfrentas a tus propios miedos le da a tu niño el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares. Es decir, el miedo se aprende. 
  • No le llames cobarde o infantil si se muestra con miedo ante cualquier situación. Ridiculizarlo no le ayudará en nada, al revés, se sentirá más inseguro, falto de cariño, se sentirá solo e incomprendido. 
  • No le obligues a afrontar sus miedo solo, porque aumentará su ansiedad y puede llegar a perpetuar ese miedo. Además, el sentimiento de no ser capaz de afrontar la situación no le dejará sentirse orgulloso de sí mismo. 
  • No le des demasiada importancia a lo que teme o se agravará más el problema. Pero tampoco puedes controlar todas las situaciones cotidianas que el niño vive. 
  • No ignores los miedos de tu hijo porque se sentirá solo, sin saber como enfrentarse a sus problemas y verá en un sus padres una fuente de desinterés, falta de cariño y falta de atención. 

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.guiainfantil.com/educacion/temasespeciales/miedos/tienemiedos.htm

10 Cosas que deberías saber sobre el Trastorno por Déficit de Atención.

Los 10 conceptos básicos sobre el Trastorno por Déficit de Atención:
  1. Es un trastorno de origen neurobiológico que implica un retraso en la maduración de algunas áreas del cerebro.
  2. Se calcula que la heredabilidad del trastorno es de más del 80% , según estudios realizados en familias.
  3. Hay factores ambientales que pueden ser causa de TDAH: consumo de tabaco, alcohol o drogas durante el embarazo, las complicaciones durante la gestación, parto o lactancia, y el maltrato.
  4. Los síntomas nucleares del TDAH son: Déficit de Atención, Hiperactividad e Impulsividad. Se puede manifestar uno sólo de estos síntomas o varios combinadas.
  5. Este trastorno afecta a niños y a niñas. Sin embargo, es más frecuente en niños que en niñas, en una proporción de una niña por cada dos niños.
  6. Una persona con TDAH tiene de 6 a 7 veces más posibilidades de tener otro trastorno psiquiátrico o trastorno del aprendizaje. Esto puede complicar el diagnóstico, empeorar la evolución y disminuir la respuesta al tratamiento.
  7. Los síntomas de impulsividad perduran en el tiempo, a diferencia de lo que ocurre con los de hiperactividad, que tienden a suavizarse con el paso de los años.
  8. Los síntomas de inatención probablemente son los que más desapercibidos pasan en edades infantiles. En cambio, es posible que sea uno de los motivos más frecuentes de consulta entre los adultos con TDAH.
  9. Mientras que es poco probable que los padres o la sociedad desacrediten el diagnóstico de cualquier enfermedad, en el caso del TDAH es frecuente que esto ocurra, debido al desconocimiento del trastorno.
  10. Realizar un diagnóstico precoz y disponer de las medidas necesarias, farmacológicas y no farmacológicas, individualizadas para cada niño y familia es fundamental, ya que de esta manera se consigue mejoría hasta en el 80% de los casos.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.tdahytu.es/las-10-cosas-debes-saber-sobre-el-tdah/

¿Tu hijo tiene más de 3 años y no habla bien? (Trastornos del lenguaje)

Los Trastornos del lenguaje son un conjunto de problemas de los que aún no existe una comprensión total, son difíciles de diagnosticar porque no hay una conceptualización clara. Lo que sí está claro es que cuando el desarrollo del lenguaje no sigue su ritmo normal o cuando se producen déficits, aparecen los trastornos del lenguaje.



Las alteraciones más comunes durante los primeros años en los niños son los siguientes:
Edad:Alteraciones a considerar:
3 a 5 añosFalta de habla, habla ininteligible y errores para construir oraciones.
5 a 6 añosSustituciones de palabras difíciles por otras más sencillas; no pronunciar la parte final de ciertas palabras; palabras incompletas; omisión o cambio de vocales. Fallos en la estructura de la oración; falta notable de fluidez y ritmo; frecuencia e inflexiones anormales del habla.
Sobre los 7 añosDistorsiones, omisiones o sustituciones de sonidos.
Otras dificultades no relacionadas específicamente con la edad incluyen:Retraso de más de un año en la aparición de sonidos individuales del habla; uso de sonidos vocales con exclusión de casi todos los otros sonidos; sentir vergüenza o perturbación por hablar (ver mutismo selectivo); voz consistentemente monótona, inaudible o de calidad deficiente; uso de tono inapropiado para la edad del niño (ver síndrome de asperger).

Por lo tanto, exponemos los Trastornos del Lenguaje:

Clasificación CIE-10 Trastornos del lenguaje:
Subtipos:Denominación:Código:
A)Trastornos de la pronunciación.F.80.0
B)Trastornos de la expresión del lenguaje.F.80.1
C)Trastornos de la comprensión del lenguaje.F.80.2
D)Afasia adquirida con epilepsia. Síndrome de Landau-Kleffner.F.80.3
E)Otros trastornos del desarrollo del lenguaje del habla y del lenguaje (ceceo, balbuceo).F.80.8
F)Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje sin especificar.F.80.9


Trastornos de la pronunciación

Se caracteriza principalmente porque se omite o se pronuncia los fonemas de forma inadecuada (distorsiones, sustituciones) para la edad mental del niño, aunque tenga un nivel normal para el resto de las funciones del lenguaje. Ha tenido varios nombres:Dislalia, Trastorno del desarrollo fonológico, Trastorno funcional de la articulación, etc.

El diagnóstico sólo debe hacerse cuando se cumplen los siguientes requisitos:
  • La gravedad del trastorno excede los límites normales teniendo en cuenta la edad mental del niño. 
  • La Inteligencia no verbal es normal. Las funciones del lenguaje expresivo y receptivo está dentro de los límites normales. 
  • Las anomalías de la pronunciación no se pueden atribuir directamente a una anomalía sensorial, estructural o neurológica. 
  • Los fallos de la pronunciación son claramente anormales en el contexto de los usos coloquiales del entorno sociocultural del niño. 

Trastornos de la expresión del lenguaje

Se trata de un trastorno en el que la capacidad para la expresión oral es marcadamente inferior al nivel adecuado para la edad mental del pequeño, pero en el que la comprensión del lenguaje está dentro de los límites normales. Además pueden existir o no alteraciones en la pronunciación.

Cada niño es distinto en lo que se refiere al desarrollo de su lenguaje, pero la ausencia de palabras simples (o aproximaciones de palabras) alrededor de los 2 años y el fracaso de frases sencillas de dos palabras hacia los 3 años, ya son indicadores importantes de un retraso.

Luego aparece una limitación del desarrollo del vocabulario, un uso excesivo de un número limitado de palabras, dificultades en la elección de las palabras adecuadas, sustitución de unas palabras por otras, utilización de frases cortas, estructuración inmadura, errores sintácticos (en especial omisiones de finales de palabras o prefijos) y errores u omisiones de elementos gramaticales concretos, como preposiciones, pronombres, artículos, etc.

El diagnostico se realiza sólo cuando:
  • La gravedad del retraso del desarrollo de la expresión del lenguaje exceda los límites de la variación normal para la edad mental del niño, siendo la comprensión del lenguaje normal (aunque frecuentemente el lenguaje receptivo puede estar en algunos aspectos por debajo de lo normal). 
  • El recurso de signos no verbales (como sonrisas y gestos) y del lenguaje interior (imaginación y juegos de fantasía) está relativamente intacto, así como la capacidad para la comunicación social de forma no verbal. 
  • A pesar del déficit del lenguaje, el niño intenta comunicarse y tiende a compensar la carencia lingüística mediante el uso de gestos, mímica y vocalizaciones no lingüísticas. 
  • Tampoco no es nada raro que aparezcan dificultades con los compañeros, problemas emocionales, conductas disruptivas y/o déficit de atención e hiperactividad. 
  • En una pequeña parte de los casos puede presentarse una pérdida auditiva parcial (a menudo selectiva) concomitante, pero ésta no es de una gravedad suficiente como para justificar el retraso del lenguaje. 
  • La participación inadecuada en las conversaciones o una privación ambiental más general pueden jugar un papel importante o contribuir significativamente a la génesis del trastorno del lenguaje expresivo. 

Trastorno de la Comprensión del lenguaje o Trastorno Mixto del lenguaje

Es un trastorno específico del desarrollo, donde la comprensión del lenguaje es inferior al nivel adecuado a la edad mental del niño. Las manifestaciones clínicas del componente comprensivo aparecen típicamente antes de los 4 años, pero las formas más graves se manifiestan antes de los 2 años, y las formas más leves pueden no ser evidentes hasta los 7 u 8 años de edad.

La mayoría de niños con este problema tienen dificultades en la socialización y en la comunicación no verbal, por lo que además presentan problemas adicionales en el terreno emocional que cursan con baja autoestima, sentimiento de inferioridad y rechazo a la escuela, entre otros. Paralelamente pueden aparecer conductas disruptivas.

Los criterios necesarios para el diagnóstico son:
  • La gravedad del retraso excede los límites de la variación normal para la edad del niño 
  • La inteligencia no verbal esté dentro de los límites normales (CI>80). 
  • No se satisface las pautas de trastorno generalizado del desarrollo, autismo o retraso mental. 
  • Se excluyen causas de tipo orgánico o neurológico (pérdida de audición, hendidura palatina u otras anomalías estructurales u otros). 
Hay algunos indicadores de retraso: un fracaso para responder a nombres familiares (en ausencia de claves no verbales) hacia el primer año de vida; incapacidad para reconocer los nombres de al menos algunos objetos corrientes a los 18 meses, o para llevar a cabo instrucciones simples y rutinarias a la edad de 2 años.

Más tarde se presentan otras dificultades, como la incapacidad de comprender ciertas formas gramaticales (negativas, interrogantes, etc.) y los aspectos más sutiles del lenguaje (tono de voz, gestos, etc.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.psicodiagnosis.es/areaclinica/trastornosenelambitoescolar/trastornos-del-habla-y-lenguaje/index.php

jueves, 4 de diciembre de 2014

Trastorno de Ansiedad Generalizada (ansiedad)

La ansiedad y el estrés están muy relacionados. Por una parte la ansiedad es un sentimiento de miedo y preocupación en donde el estímulo que lo provoca puede no ser realmente amenazante, pero la persona lo vive así, e incluso puede que la persona no conozca ni el origen. Por otra parte el estrés es un sentimiento de tensión física o emocional, que puede provenir de cualquier situación o pensamiento.

La ansiedad, al igual que otros sentimientos como el placer o la ira, son fundamentales en la vida de las personas porque regulan la interacción con los demás y ofrecen un sistema de alarma que, en el caso del miedo, sirven para afrontar situaciones de peligro o riesgo. Pero como siempre, todo tiene un punto máximo.

El trastorno de ansiedad generalizada:

Es un trastorno psicológico donde la persona a menudo está preocupada o ansiosa respecto a muchas cosas y le parece difícil controlar esta ansiedad. 

El síntoma principal es la presencia frecuente de preocupación o tensión durante al menos 6 meses, incluso cuando hay poca o ninguna causa clara. Estas preocupaciones afloran de un problema a otro y dichos problemas pueden involucrar la familia, las relaciones interpersonales, el trabajo, el dinero y la salud. Incluso cuando la persona con trastorno de ansiedad generalizada es consciente de que sus preocupaciones o miedos son exagerados, aún así les resulta muy difícil controlarlos.

La causa del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) aún no se conoce, pero es posible que intervengan los genes. Por otra parte, el estrés también puede contribuir a la aparición del trastorno de ansiedad generalizada.

El TAG es una enfermedad muy común que afecta aproximadamente al 3% de las personas. Cualquier persona puede sufrir este trastorno, incluso los niños, pero se presenta con mayor frecuencia en las mujeres.

Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas, pero no todas las personas presentar los mismos síntomas ni en la misma intensidad:
  • Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, "nudo" en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.
  • Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor la muerte, la locura, o el suicidio.
  • Conductuales: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.
  • Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
  • Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.clinicadeansiedad.com/02/169/Cuales-son-los-sintomas-de-la-ansiedad.htm
http://www.webconsultas.com/ansiedad/ansiedad-398
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000917.htm


jueves, 20 de noviembre de 2014

El estrés: síntomas, tipos y diagnóstico.

¿Qués es el estrés?

Es un proceso natural del cuerpo humano, que genera una respuesta automática ante condiciones externas que resultan amenazadoras o desafiantes, que requieren una movilización de recursos físicos, mentales y conductuales para hacerles frente, y que a veces perturban el equilibrio emocional de la persona. 

El entorno, que siempre está en continuo cambio, obliga a las personas a adaptarse, por lo que cierta cantidad de estrés es necesaria para que el organismo responda adecuadamente a los retos y los cambios de la vida diaria, siendo lo que se conoce como Estrés Positivo. Lo que sucede es que, lo que en un primer momento es una respuesta de estrés necesaria y adaptativa, cuando se prolonga o intensifica en el tiempo, la salud, el desempeño académico o profesional e, incluso, las relaciones personales o de pareja del individuo se pueden ver afectadas.

Síntomas del estrés:

Los síntomas de estrés más frecuentes son:
  • Emociones: depresión o ansiedad, irritabilidad, miedo, nerviosismo, confusión, fluctuaciones del estado de ánimo, etcétera.
  • Pensamientos: excesivo temor al fracaso, excesiva autocrítica, olvidos, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, pensamientos repetitivos, etc.
  • Conductas: risa nerviosa, trato brusco hacia los demás, incremento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, aumento o disminución del apetito, llantos, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas, etc.
  • Cambios físicos: tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, indigestión, respiración agitada, perturbaciones en el sueño, sarpullidos, disfunción sexual, etcétera.

Causas de estrés.

Cualquier suceso puede dar lugar a una respuesta emocional y generar estrés, no  tienen porqué tratarse necesariamente de eventos muy intensos, es suficiente con que se acumulen durante largos períodos de tiempo. Por otra parte, la manera en que la persona los interpreta o se enfrenta a ellos le afecta negativamente, es decir, lo que provocan estrés en una persona pueden resultar insignificantes para otra. Cualquier tipo de cambio puede generar tensión, pero lo realmente significativo es la manera de afrontar ese cambio, y cada persona tiene una tolerancia diferente a los problemas y un umbral del estrés distinto.


Factores de riesgo:

Factores físicos estresantes:
  • Exposición a productos químicos.
  • Ruido.
  • Sobreesfuerzo.
  • Malas posturas.
  • Temperaturas extremas.
  • Hacinamiento.
  • Hambre.
  • Falta de sueño.

Factores emocionales y mentales
  • Mudanzas y obras en casa.
  • Exámenes.
  • Problemas de pareja.
  • Desempleo.
  • Muerte o enfermedad grave de un ser querido.
  • Retos en el trabajo.
  • Discusiones laborales o familiares.
  • Competitividad.
  • Atascos de tráfico.
  • Falta de tiempo para realizar tareas y para dedicar al ocio.

Diagnóstico de los niveles de estrés:

Existen unos parámetros que determinan el nivel de estrés en el que se encuentra una persona:
  • Nivel cognitivo: se presenta inseguridad y problemas para concentrarse, no se encuentra solución a los problemas por pequeños que sean, y se tiene la sensación de haber perdido la memoria.
  • Nivel fisiológico: el estrés se puede presentar mediante síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular, alteraciones del sueño, fatiga, enfermedades de la piel. El individuo se siente mal, acude al médico, pero sus resultados son normales.
  • Nivel motor: se tiende a realizar acciones no habituales como llorar, comer compulsivamente, fumar más de lo normal, aparecen tics nerviosos, etc. En definitiva, la persona siente deseos de huir para evitar la situación de estrés.

Tipos de estrés:

Estrés agudo: forma de estrés más común que surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. Es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado resulta agotador. Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes asociados con el estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:
  • Agonía emocional: combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones del estrés.
  • Problemas musculares: dolores de cabeza tensos, dolor de espalda, dolor en la mandíbula y las tensiones musculares que derivan en desgarro muscular y problemas en tendones y ligamentos.
  • Problemas estomacales e intestinales: como acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome de intestino irritable.
  • Sobreexcitación pasajera: elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, transpiración de las palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.

Estrés agudo episódico
: cuando se tiene estrés agudo con frecuencia, en las vidas que son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Es común que las personas con reacciones de estrés agudo estén demasiado agitadas, tengan mal carácter, sean irritables, ansiosas y estén tensas. Otra forma de estrés agudo episódico surge de la preocupación incesante, los que ven todo mal también tienden a agitarse demasiado y a estar tensos, pero están más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles. Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación prolongada: 
  • Dolores de cabeza tensos y persistentes, migrañas.
  • Hipertensión.
  • Dolor en el pecho y enfermedad cardíaca. 

Estrés crónico
: es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año, que destruye al cuerpo, la mente y la vida, es decir, hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. El estrés crónico surge cuando una persona nunca ve una salida a una situación deprimente. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de soluciones. El peor aspecto del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que está allí, por lo que las personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo, pero ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces hasta casi resulta cómodo. Por otro lado, mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía e incluso el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y fatal.

¿Tienes estrés?

Te proponemos realizar el siguiente test: http://www.psicoter.es/tests/test-de-estres


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/emociones-y-autoayuda/sintomas-y-diagnostico-del-estres-3652
http://www.apa.org/centrodeapoyo/tipos.aspx

¿Influyen los videojuegos en los niños?

Ahora que estamos entrando en épocas de Navidades, el tema de los videojuegos en los niños es algo a tener en cuenta, ya que la gran mayoría de los pequeños demandan alguna “maquinita”. Pero ¿es bueno regalarle videojuegos a los niños? ¿es verdad que influyen en su carácter? ¿cuántas horas como máximo podrían jugar? Son algunas preguntas que los padres se pueden llegar a hacer. Para ello vamos a poner sobre la mesa tanto los beneficios como las desventajas de los videojuegos, pero debemos tener muy claro que somos los padres los que debemos ejercer el control.

Varios estudios han demostrado que los rasgos de personalidad en los niños es lo que determina quién va a ser más vulnerable a los contenidos de los videojuegos, llegando a influenciar por tanto su conducta. Concluyen que los niños que se molestan fácilmente, los niños que son tristes, deprimidos, indiferentes a los sentimientos de los demás, que rompen las normas o nunca cumplen las promesas, etc. tienen muchas más posibilidades de ser agresivos tras estar en contacto con los videojuegos. Es más, muchos jugadores han afirmado que tras jugar a un videojuego agresivo durante más de 10 minutos, se sentían más violentos y practicaban esos juegos en la vida real con sus amigos.

Por ellos se dice que es muy peligroso en niños con mentes inmaduras y que aún no están del todo desarrolladas, ya que les cuesta diferenciar la ficción de la vida real, por ello se recomienda seguir las indicaciones del juego con respecto a la edad mínima aconsejada, aunque muchas veces no sea acertada.

Un dato muy alarmante es que en los años 90 los niños jugaban una media de 5 horas a la semana, ahora la media está en torno a las 15 horas.

En definitiva, se recomienda un máximo de 2 horas al día y que los niños tengan una edad mínima de 10 años para los videojuegos más agresivos.
 
La adicción en los videojuegos:

La adicción llega cuando los niños necesitan de los videojuegos para conseguir un bienestar y una satisfacción, ocupando demasiado tiempo en la vida del pequeño, es decir, cuando se crea una dependencia tanto mental como física, que incluso no se deja de practicar aunque conlleven consecuencias negativas.
 
Para saber si nuestro hijo es adicto a los videojuegos tenemos:
  • El niño está absorto al jugar y no atiende cuando se le llama.
  • Siente demasiada tensión al jugar, incluso aprieta las mandíbulas.
  • No aparta la vista de la pantalla.
  • No tiene interés en otras actividades que antes realizaba.
  • Sufre de trastornos del sueño (insomnio, etc).
  • Se produce un distanciamiento con la familia y amigos.
  • Aparecen problemas con los estudios que antes no había.
  • No respeta los horarios que se la han marcado para jugar.
Desventajas de los videojuegos:
  • La sobreestimulación, un exceso de exposición a los videojuegos puede suponer un bombardeo excesivo para el sistema nervioso, provocando nerviosismo e irritabilidad.
  • El aislamiento, los videojuegos con su constante interacción con el usuario pueden provocar que este se aisle de aquello que sucede a su alrededor y tiende a encerrarse en sí mismo, ya que le puede parecer que la interacción con el otro no sea tan gratificante, sobre todo de forma inmediata.
  • Aparición de la agresividad.
 Las posibles causas de las adicciones son:
  • El niño tiene una personalidad dependiente: tienden más a la adicción.
  • Problemas familiares (falta de comunicación, incomprensión, separaciones dramáticas, poca dedicación de los padres hacia el niño, etc.)
  • Problemas escolares o sociales (poca integración en un grupo de amigos, soledad, desmotivación, etc.).
Conviene tener en cuenta que los videojuegos en sí mismo no suponen un peligro, lo que hay que vigilar es el uso y el control sobre ellos, es decir, la adicción nos viene por el descontrol y abuso que se da. A parte del contenido de los videojuegos, ya que en muchas ocasiones son juegos agresivos y violentos, que también pueden llegar a influir en su conducta.
 
Beneficios de los videojuegos:

Siempre se ha pensado en la parte negativa de la videojuegos (adicción, depresión, impulsividad, agresividad, etc.) pero numerosos estudios cada vez encuentran más efecto beneficiosos.
Entre esos efectos positivos tenemos (siempre dependiendo del tipo de juego):
  • La promoción de la conducta alimentaria.
  • La promoción de salud en enfermedades terminales, prevenir ataques de asma, aliviar la gestión del dolor, útil en diabetes.
  • Aprender normas sociales.
  • Estimular la creatividad.
  • La resolución de problemas personales a través de juegos de rol.
  • Fomentar la toma de decisiones y la cooperación en juegos multijugador o en redes sociales.
  • Mejorar la atención, la memoria, fomentan las funciones ejecutivas, aumentar capacidades de aprendizaje, habilidades sociales.
  • Aprendizaje de otros idiomas.
  • Fomentar las capacidades visoespaciales, razonamiento.
  • Promover la relajación y evitar la ansiedad.
  • Afrontar errores.
  • Sentimiento de control
  • Mejora la autoestima.
  • Ofrece reconocimiento social.
 Por otra parte, también tiene múltiples aportaciones en la Educación Especial, con aplicaciones muy útiles para niños con TDAH, dislexia, TEA, etc.

En este sentido aparece el papel del ciberpsicólogo, que es el psicólogo especializado en el estudio del comportamiento humano dentro del ciberespacio. Gracias a ellos se ha visto cómo los videojuegos podían ayudar en el tratamiento de ciertas enfermedades mentales, y apareció la Teoría de la Autodeterminación, que sugiere que la competencia, la autonomía y la relación psicológica son las tres necesidades que estimulan una buena salud mental y el bienestar de una persona.
Algunos ejemplos son:
  • Competencia: juegos con niveles adecuados de creciente dificultad, sin apuntar a la frustración. Los juegos que posibilitan el avance paulatino y las recompensas por la superación de desafíos estimulan a las personas, quienes luego de una sesión pueden estar más felices consigo mismas.
  • Autonomía: ofrecen libre albedrío que genera una responsabilidad y una particular atención en la toma de decisiones.
  • Relación psicológica: Los juegos que tienden a generar apego permiten establecer un lazo psicológico entre el jugador y aquello que le agrada. También por la posibilidad que ofrece el producto de permitir ser un “yo ideal”; especialmente, cuando hay una gran brecha entre este deseo y la imagen que se tiene de sí mismo.
 Recomendaciones para padres:
  • Realizar junto a su hijo un horario de actividades a realizar que se equilibrado (estudiar, jugar, etc.)
  • Limitar el uso de los videojuegos y terminar con ello tras el tiempo, no dejar que sea el niño el que vigile el reloj, somos nosotros los que debemos ejercer el control.
  • Proponerle al niño otras actividades que sean interesantes.
  • Utilizar los videojuegos como un premio tras haber realizado una actividad que no le gusta o que debe realizar (tareas, recoger la habitación, etc.).
  • Jugar con ellos a los videojuegos, no dejar que lo hagan solos en su habitación.
Por supuesto, si su hijo está totalmente enganchado y no consigue solucionarlo con estos consejos, no dude en acudir a un especialista.
 
Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete psicología infantil Perenquén.
 
Enlaces consultados:

jueves, 30 de octubre de 2014

Principios básicos de la estimulación temprana

Existen unas reglas y principios básicos que permiten el desarrollo óptimo de la estimulación:
  • Saber por qué estimulamos: la regla principal es el saber los objetivos y principios que rigen la importancia de la estimulación temprana. Se debe tener en cuenta la plasticidad neuronal del bebé, ya que en los 3 primeros años de vida el cerebro realiza el mayor trabajo de toda su vida, puesto que se produce la mayor cantidad de conexiones sinápticas. Dichas conexiones sinápticas las propician las interacciones con el niño (juegos, diálogos, caricias) y es lo que permite el aprendizaje de nuevas situaciones.
  • Considerar la disposición del niño: se debe tener en cuenta el momento indicado para realizar la estimulación, cuando el pequeño esté dispuesto y atento. Se deben observar las actitudes, gestos, expresiones, ya que éstas son las que nos indicarán el estado de ánimo del niño. Lo que debe primar ante todo es la necesidad del bebé y el propiciar el momento adecuado y oportuno. 
  • Organizar un ambiente propicio para el aprendizaje: es muy importante que el niño se encuentre en un clima agradable, cómodo, y que motive y despierte su atención. Además hay que asegurarse de que existe una buena iluminación, temperatura adecuada, y que el ambiente esté organizado de manera que no confunda al niño, sino que le permita dirigir su conducta y aprendizajes. 
  • Respetar el ritmo de aprendizaje del niño (estimular no es adelantar): cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y no podemos sobrecargarlo. Estimular es propiciar el desarrollo de habilidades de manera oportuna, es decir, en el momento adecuado, y ese momento adecuado nos lo va marcando el pequeño con sus peculiaridades. En cada etapa infantil, existen una serie de capacidades que se deben desarrollar, por ello se deben conocer las etapas de desarrollo y logros, ya que todos los niños siguen una secuencia general. Por ello con la estimulación temprana lo que se pretende es potenciar esas habilidades. 
  • El tiempo de estimulación: este es un punto muy importante, ya que por cuanto más estimulamos al niño no significa que vaya a aprender antes, es al contrario, lo que conseguiremos es saturación. Las actividades se realizarán a través de juegos y adaptando el tiempo de la sesión a la edad y características de cada niño. Cuando estamos en casa, lo que se hace es aprovechar cualquiera de los momentos en los que el niño esté dispuesto y atento.
  • Reforzar positivamente los esfuerzos del niño: con el reforzamiento positivo lo que conseguimos es que una conducta aumente, es decir, cuando el niño realiza una conducta tras la que le sigue una consecuencia positiva para él, volverá a repetir dicha conducta. Por ello es muy importante reforzar de manera positiva los logros que consigue, pero también ofrecerle apoyo y animarlo a enfrentarse y superar obstáculos. Gracias a esto, en el futuro ese niño será capaz de asumir retos. 
Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Infantil Perenquén.

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Por qué es bueno decir "no" y poner límites a los niños?

Cuando le decimos "no" a un niño por su bien o seguridad, le estamos demostrando que nos preocupamos por él. Al igual que también les hace entender que todas sus acciones tienen consecuencias.

Además, decirle "no" también incluye no darle todos los caprichos, para que sepa valorar lo que realmente importa, que comprenda desde pequeño que no todo se consigue en la vida y que a veces las cosas tardan un tiempo en llegarnos.

Por otra parte, que los niños comprendan que existen límites, hace que se sientan seguros, porque ven al mundo según un marco de referencia y no como algo inmenso, además cumplir con esas normas les hace sentir bien, mejorando su relación con el resto de las personas. Es lógico que los límites vayan modificándose según la edad del niño, y que los padres deben permitir que vayan realizando cosas por ellos mismos para conseguir una buena autonomía e independencia. No se debe confundir con la limitación de la curiosidad que tienen todos los infantes. Es decir, los padres deben acompañar al niño en su crecimiento para ofrecerle seguridad y compañía, para ello es necesario poner límites donde se puedan sentir a salvo.

Además, al mostrarles límites conseguimos que los niños aprendan a regular sus emociones, a reaccionar cuando algo no se puede hacer, a reconocer qué sienten en esos momentos y saber cómo manejarlo. Esto es, enseñarle que las emociones que siente son válidas y que tiene derecho a sentirlas, pero que no se puede dejar llevar por los impulsos (pegar porque está enfadado).

Por otro lado, que el niño entienda que no puede hacer todo lo que quiera, le hace comprender que todas sus acciones tienen consecuencias. Los padres deben permitir que él conozca qué es lo que sucede cuando se pasa de esos límites marcados, para que de esta manera entiendan que no todo sale bien siempre, y que aprendan y consigan herramientas para aceptar los fracasos. El corregir algo que ha hecho mal, le ofrece al niño mayor seguridad en sí mismo.

¿Pero qué pasa cuando un niño crece pensando que todo lo que hace siempre está bien hecho? Pues que con el tiempo ese niño se vuelve temeroso, no querrá intentar nuevos retos por el miedo a equivocarse, le dará pánico decepcionar a los demás y no sabrá afrontar esa situación novedosa para él. En cambio, los niños que crecen sabiendo que no todo siempre sale como uno quiere, sabe perfectamente que el fracaso no le quitará el amor de sus padres, sino que le quieren y le querrán tal y como es.

¿Qué podemos hacer?

• Definir normas en la casa y respetarlas.
• Comunicar las normas claramente a los niños.
• Evaluar cuando una norma ya no es necesaria porque el niño ha crecido.
• Cumplir los padres con las normas que a ellos les corresponden, para que los hijos los imiten.
• Aceptar delante de su hijo los errores que comete con ellos. Si el niño ve que sus padres se equivocan, aprenderá a manejar sus propios desaciertos.
• Permítale equivocarse, esto les dará seguridad en sí mismo.
• Valide las emociones del pequeño, dígale que está bien sentir ira o tristeza en ciertos momentos.
• No le dé gusto en todo.
• Déjele conocer las consecuencias de sus actos.
• Sea coherente entre lo que dice y lo que hace. Este será el verdadero ejemplo para su hijo.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado.
Gabinete Psicología Infantil Perenquén.

Enlaces consultados:
http://www.abcdelbebe.com/nino/no-una-palabra-para-fijar-limites?hootPostID=ca37c3b8ae7b57547a6ae50c31880c53

lunes, 20 de octubre de 2014

Parálisis Cerebral

La parálisis cerebral es un trastorno persistente del movimiento y la postura, causado por una lesión no evolutiva del Sistema Nervioso Central, producida durante el período temprano del desarrollo cerebral, y limitado de manera general a los 3 primeros años de vida del niño. Es decir, los niños con parálisis cerebral sufren de problemas posturales y del movimiento, siendo evidente desde la primera infancia, en la mayoría de los casos se identifican hacia los 6 meses.

Se caracteriza por alteraciones de los sistemas neuromusculares,musculoesqueléticos y sensoriales, a consecuencia de una fisiopatología y otras consecuencias indirectas, que se han desarrollado para compensar los trastornos. A menudo la parálisis cerebral se asocia con retraso mental o dificultades del aprendizaje, alteraciones del lenguaje, trastornos de la audición, epilepsia o alteraciones visuales.

Existen distintos factores etiológicos que pueden llevar a la parálisis cerebral, van en función de la etapa de la lesión, por lo que tenemos 3 períodos:

Período prenatal:
  • Enfermedades infecciosas de la madre en el primer trimestre de gestación (rubéola, hepatitis vírica, sarampión, etc.)
  • Trastornos de la oxigenación fetal (insuficiencia cardíaca grave de la madre, anemia, hipertensión, circulación sanguínea deficiente del útero y la placenta, etc.)
  • Enfermedades metabólicas (diabetes, defectos del metabolismo de los hidratos de carbono (galactosemia), defectos del metabolismo de los aminoácidos (fenilcetonuria), de las proteínas o lípidos)
  • Hemorragia cerebral fetal por toxemia gravídica del embarazo, traumatismo, discrasia sanguínea de la madre, etc.
  • Incompatibilidad del Rh o enfermedad hemolítica del bebé recién nacido (prácticamente sólo se da en países subdesarrollados).
  • Otras causas de lesión (intoxicaciones fetales por rayos X, en bajo peso gestacional y parto prematuro).
  • Resultado de una leucomalacia periventricular (tenemos como más común la diplejía espástica).
  • Hemorragia intraventricular como lesión del cerebro más común en bebés de 32 semanas de gestación, produciéndose en el 40% de los niños prematuros.
Período natal o perinatal: las causas perinatales son las más conocidas, pero su incidencia está bajando. Entre ellas tenemos: 
  • La anoxia neonatal por traumatismo físico directo durante el parto por las maniobras de extracción inadecuadas
  • Las distocias que puedan producir sufrimiento fetal.
  • Las posibles alteraciones que se producen en estos períodos pueden contribuir a la anoxia y se producen por:
  1. Interferencia del flujo sanguíneo umbilical.
  2. Intercambio inadecuado de oxígenos entre la placenta y el feto.
Todo ello puede llevar a una lesión hipóxico-isquémica, que son la causa más común de alteraciones neurológicas no progresivas.
Período postnatal: por infecciones (meningitis o sepsis), intoxicaciones y traumatismos.


Como clasificación básica de la parálisis cerebral según los distintos criterios, tenemos:
Clasificación topográfica: en función de la extensión de la lesión, define las posibilidades y pronósticos del niño:
  • Hemiplejía: la afectación se limita a un hemicuerpo, las alteraciones motrices son más evidentes en el miembro superior.
  • Diplejia: afectación de las 4 extremidades con predominio de las inferiores.
  • Tetraplejia: afectación global, con tronco y las 4 extremidades, con predominio de las superiores.
  • Triplejia: afectación de 3 miembros, es poco frecuente. La extremidad no afectada aunque suele ser funcional, también suele estar afectado aunque en menor intensidad.
  • Monoplejia: afectación de un miembro, pero no es pura, es decir, suele haber afectación de otra extremidad aunque en menor intensidad.
Clasificación académica: define la sintomatología clínica de la parálisis cerebral:
  • Parálisis cerebral espástica: el tipo más frecuente, resultado de una lesión en la corteza motora o proyecciones de la sustancia blanca en áreas sensoriomotrices corticales.
  • Parálisis cerebral atetósica o discinética: asociada con la lesión de los ganglios basales y sus conexiones con la corteza prefrontal y premotora.
  • Parálisis cerebral atáxica: lesión en el cerebelo que está conectado a la corteza motora y al mesencéfalo, por lo que aparece junto a espasticidad y atetosis.
  • Parálisis cerebral hipotónica: es la primera fase de la evolución hacia otras parálisis cerebrales. Se caracteriza por disminución del tono muscular y de la capacidad para generar fuerza muscular voluntaria, debido a una excesiva flexibilidad articular e inestabilidad postural.
Espástico: principales características:
  • Hipertonía de la variedad “navaja”: si los músculos espásticos se estiran, responden exageradamente; y si se contraen, bloquean el movimiento. El reflejo de estiramiento hiperactivo puede presentarse al comienzo, a mitad o al final de la extensión del movimiento. Se observan sacudidas tendinosas aumentadas, clonus ocasionales y otros signos de lesiones de neuronas motoras superiores.
  • Posturas anormales: se asocia con músculos antigravitatorios extensores en la pierna y flexores en el brazo. Existen muchas variaciones. Las posturas anormales se mantienen por los grupos musculares espásticos.
  • Cambios en hipertonía y posturas: los cambios pueden producirse por excitación, miedo o ansiedad, ya que aumentan la tensión muscular. Las variaciones en la hipertonía ocurren en la mismas partes afectadas o desde una parte del cuerpo a otra.
  • Hipertonía: puede ser espasticidad o rigidez. Para el tratamiento, el tipo de hipertonía no tiene importancia, ya que las técnicas para el desarrollo motor, y la prevención de las deformidades, son las mismas.
  • Movimiento voluntario: existe movimiento voluntario en la espasticidad, aunque es posible que haya debilidad al iniciar el movimiento o durante el transcurso en las diferentes partes de su extensión. Esta espasticidad puede disminuir o desaparecer con el tratamiento o drogas, por lo que los músculos espásticos pueden ser fuertes o débiles.
  • Grupos de músculos: los grupos o cadenas de músculos usando en los movimientos, son diferentes de lo que se utilizan en los niños sin problemas de la misma edad. Los músculos pueden estar estereotipados o que la asociación de músculos sea anormal.
  • Otros modelos de movimiento: como pueden ser movimientos anormales o la presencia de movimientos masivos, en las que el pequeño no puede mover una articulación por separado.
Atetoide: principales características:
  • Movimientos involuntarios-atetosis: son movimientos poco comunes, sin propósitos e incontrolables, además pueden ser lentos o rápidos, se presentan dentro de los tipos de contorsión, sacudidas, temblor, manotazos o rotaciones, etc. Pueden aparecer incluso en reposo. Aumenta con la excitación, inseguridades y esfuerzos al hacer un movimiento voluntario o abordar un problema mental. Se ven disminuidos por la fatiga, somnolencia, fiebres, atención concentrada en otra cosa, etc. Se puede presentar en todas las partes del cuerpo, cara o lengua, pero sólo aparece en manos o pies, articulaciones proximales o distales.
  • Movimientos voluntarios: son posibles, pero puede que aparezcan con retraso inicial antes de comenzar el movimiento. El movimiento involuntario puede entorpecer al voluntario de manera parcial o total, haciéndolo incoordinado. También hay falta de movimiento más finos y debilidad.
  • Hipertonía o hipotonía: pueden haber fluctuaciones en el tono, además pueden haber distonía o sacudidas en la cabeza, tronco o miembros, al igual que espasmos repentinos de flexión o extensión.
  • Danza atetoide: algunos niños no logran mantener su peso sobre sus pies, por lo que mueven continuamente los pies hacia arriba o hacia afuera, como en una danza.
  • Parálisis de los movimiento de la mirada: dificultad para mirar hacia arriba, e incluso para cerrar los ojos de manera voluntaria.
  • Atetoides cambian con el tiempo: estos niños cuando son bebés, son blandos y sus movimientos involuntarios aparecen cuando tienen 2 o 3 años. Los adultos sin embargo tiene tensión muscular, que se ve aumentada cuando se esfuerzan por controlar los movimientos involuntarios.
Atáxico: características principales:
  • Perturbaciones en el equilibrio: mala fijación de la cabeza, tronco y cintura pélvica. Algunos compensan la inestabilidad con reacciones excesivas de brazos para mantener el equilibrio. Esto también se ve en los atetoides y en los espásticos.
  • Movimientos voluntarios: presentes, pero torpes. Estos niños tienen dismetría y temblor intencional en el miembro inseguro, además de que poseen pocos movimientos manuales finos.
  • La hipotonía es común.
  • El nistagmo puede estar presente.

En la parálisis cerebral, además de los trastornos del movimiento y del tono postural, pueden aparecer una serie de problemas o trastornos asociados:
  • Epilepsia: muchos niños con parálisis cerebral, también sufren de crisis epilépticas. Los maestros deben estar informado de ello y de la dosis del tratamiento, ya que una mala administración puede producir somnolencia, con lo que se ve afectado el rendimiento escolar del pequeño.
  • Trastorno de visión y audición: con respecto a la visión, los que más aparecen son estrabismo, nistagmus y miopía. Y con respecto a la audición tenemos desde hipoacusia leve hasta sordera bilateral, aunque esta última es menos frecuente.
  • Deformidades y problemas ortopédicos: los trastornos del tono muscular pueden provocar contracturas, deformidades articulares, posturas viciadas, mecanismos de compensación entre dificultades, etc. Todo ello puede requerir de aparatos, férulas y cirugía correctora. En estos casos también el maestro debe estar informado, para controlar esas situaciones, aliviar en la medida de lo posible al niño y prevenir dichos problemas.
  • Déficit cognitivo: aunque la parálisis cerebral no tiene porque asociarse a un retraso mental, las afectaciones motoras condicionan al niño a presentar determinadas dificultades cognitivas, es decir, una alteración en el desarrollo motor afectará en mayor o menor medida al desarrollo evolutivo del pequeño. Esto sucede en un 40-60% de los casos.

Se presentan las características comunes de las personas con parálisis cerebral:
  • Tono muscular anormal: el tono muscular anormal puede alterar el control del movimiento con problemas en la coordinación, secuencia del movimiento para actividades diarias o para la marcha. El tono muscular de la cabeza, cuello y tronco, se compara con las extremidades, es decir, el lado derecho con el izquierdo, las extremidades superiores con las inferiores y las partes distales de las extremidades con las partes proximales. La hipertonía y la espasticidad limitan la capacidad para iniciar el movimiento, mantener el control y moverse de manera rápida, puesto que la activación del mecanismo de reflejos de estiramiento depende de la velocidad.
  • Alteración del control motor selectivo: sus patrones de movimientos son predecibles según el trastorno, la extensión de la afectación o si han tenido experiencias de movimientos anteriormente. La selección, secuencia y tiempo de la actividad de los grupos musculares influyen en la forma del movimiento, pero también hay que tener en cuenta la forma en cómo se mueve el pequeño, es decir, estar pendiente de los patrones de movimiento normales y anormales. Por otra parte, los reflejos primitivos se inician por estímulos propioceptivos y estereoceptivos, por lo que su valoración es importante para obtener información sobre cómo el niño responde a los impulsos sensoriales específicos.
  • Reacciones asociadas: se refiere a la excesiva actividad muscular innecesaria que acompaña a una actividad motriz inmadura. También se relaciona con espasticidad, ya que se observa un aumento del tono muscular en otras partes del cuerpo que acompañan al movimiento intencional. Son muy evidentes en la infancia, sobre todo en la manipulación. Se hablaría de incapacidad para fraccionar el movimiento, falta de habilidad en actividades motrices, fuerzas de movimiento dependiente, incapacidad para inhibir músculos innecesarios en una actividad, etc.
  • Alteraciones en el alineamiento musculoesquelético: se refiere a la disposición de los diferentes segmentos del cuerpo con respecto a otros, a la gravedad y a la base de soporte. Es vital para la conducta motriz. Las anormalidades se pueden observar tanto en situación de reposo, como en situación de interacción. Los niños con parálisis cerebral tienen muchas dificultades para mantener una actividad muscular anticipatoria, además la asimetría en el soporte de peso limita el movimiento en el lado de soporte, lo que contribuye a la aparición de deformidades estructurales.
  • Alteración del control postural y de equilibrio: los niños con parálisis cerebral, al igual que los que sufren de problemas visuales, tienen un retraso en el desarrollo de las reacciones de equilibrio. Aunque muchos pueden mantener la postura, se observan pocas habilidades para las reacciones de equilibrio según la velocidad, fuerza y duración de los impulsos sensoriales. Cuando esto sucede, muchos niños utilizan mecanismo compensadores, que son estereotipados y limitados. Además, estos niños tienen una limitación funcional para usar respuestas de protección, por la dificultad de interacción entre la secuencia temporal de los miembros y músculos durante la fase de movimiento, por una disminución de la capacidad para generar la fuerza suficiente en los miembros que le sirva de soporte, o por la falta de habilidad para responder de manera instantánea a los cambios posturales.
  • Fuerza muscular inadecuada: este es un aspecto difícil de valorar en los niños con parálisis cerebral, porque muchos factores neuromusculares, musculoesqueléticos, biomecánicos, cognitivos y de percepción, influyen en la capacidad para iniciar, completar o repetir un movimiento. También porque algunos factores complican la capacidad de generar fuerza, como son: la disminución de la amplitud de movimiento, la alteración del control muscular selectivo, la interferencia del tono muscular, etc. Por lo que la manera de valorar funcionalmente, es a medida que desarrolla posiciones y puede ir realizando movimientos. Existen 3 tipos de problemas en la fuerza muscular que pueden limitar la postura y el movimiento:
  1. La incapacidad de generar fuerza isométrica disminuye la capacidad de mantener una posición contra la gravedad o cuando se aplica una resistencia en los movimiento que están en amplitud de movimiento acortado.
  2. La fuerza isotónica (capacidad de un músculo para moverse dentro de su amplitud aplicando resistencia) y puede estar alterada la fuerza excéntrica (incapacidad para resistir una fuerza cuando el músculo está alargado) p la fuerza concéntrica (incapacidad para resistir una fuerza cuando el músculo está acortado).
  3. La resistencia muscular está alterada si hay debilidad primaria o secundaria al desequilibrio muscular.

Dentro de la parálisis cerebral se ven afectados los aspectos motores relacionados con el lenguaje expresivo, los problemas más frecuentes son los siguientes:
  • Alteraciones de la mímica facial: se habla de cara inexpresiva, lenta o con gestos bruscos, asimétricos o fijaciones faciales en la misma posición. A veces aparecen por una actividad motriz voluntaria y en particular del lenguaje.
  • Alteraciones del tono muscular y de la actividad postural general que dificultan la emisión vocal: pueden aparecer patrones reflejos en lugar de movimientos diferenciados, éstos pueden darse en el momento de intentar hablar, por lo que dificultan la emisión de voz y la articulación.
  • Alteraciones de la emisión vocal: se manifiestan por intensidad o bloqueos causados por espasmos, debilidad o incoordinación de los órganos de la respiración y de la voz.
  • Alteraciones de la fluencia del lenguaje y en la prosodia: aparece lenguaje fragmentado, pausas no adecuadas, alteraciones en la entonación, melodía y ritmo por respiración superficial o mal coordinada, espasmos del diafragma o dificultades de coordinación de movimientos
  • Hipernasalidad constante o intermitente: insuficiente control del velo del paladar.
  • Alteraciones de los reflejos orales: pueden pasar 2 cosas, que los reflejos no aparezcan o puede que no lleguen a inhibirse, hasta edades avanzadas incluso nunca.
  • Alteraciones de la articulación por dificultades en los movimientos maxilar, labios y lengua: pueden aparecer porque estén mal graduados, sin coordinación y a veces no son voluntarios.
  • Alteraciones auditivas: van desde la hipoacusias leves a sorderas neurosensoriales, la incidencia de estas alteraciones se sitúa entre un 10-20% de los casos.
  • Déficits cognitivos: lesiones de otras zonas cerebrales a parte de las motoras, posibles alteraciones perceptivas y dificultades sensoriomotrices, pueden llevar a déficits cognitivos que van desde un ligero retraso a deficiencias mentales graves.
  • Problemas en la conducta: pueden aparecer por las limitaciones sensoriales y psicomotrices, la dependencia, etc.
  • Problemas de expresión: según Le Métayer en la alteración de la motricidad bucofacial hay 4 niveles:
  1. Nivel 1: defectos de articulación discretos.
  2. Nivel 2: articulación comprendida por todos aunque con algunas dificultades.
  3. Nivel 3: las dificultades de articulación provocan que sólo le entienda su familia o allegados.
  4. Nivel 4: la expresión vocal está impedida junto a dificultades en la alimentación.
  • Partes del cuerpo relacionadas con la emisión de voz: en la emisión de voz interviene todo el cuerpo, no sólo el sistema fonoarticulatorio, por lo que también tienen importancia la musculatura general y la actividad postural.
  • Alimentación: los reflejos orales y la alimentación son la base para los movimientos que luego permitirán los movimientos del habla. En la parálisis cerebral se encuentra frecuentes alteraciones de la neuromotricidad de la alimentación.
  • Alteraciones de la zona oral y perioral, reflejos orales: pueden aparecer problemas de hiposensibilidad o hipersensibilidad en la lengua o mejillas.
  • Respiración: la respiración es vital para mantener el control de la fonación, su duración e intensidad. La capacidad respiratoria puede verse afectada por múltiples causas (debilidad muscular, hipertonía de los músculos del tronco, etc.) Todo ello provoca algunos problemas (respiración insuficiente, irregular y mal coordinada, inspiración bucal, problemas para realizar respiración profunda, etc.), siendo el más importante el control del aire más que la cantidad.
  • Fonación: es el paso del aire a través de los repliegues vocales, con la intención de emitir sonido. Entre los problemas más comunes tenemos: alteraciones en sentido de disminución, retraso en el inicio o bloque de la voz, movimientos de aducción incompletos o exagerados, movilidad reducida en la zona orofaríngea, etc.
  • Articulación: está en función de la fuerza, precisión y coordinación de los movimientos de la lengua, labios y maxilar. El tipo de trastorno de la articulación varía en función del tipo de parálisis cerebral. Entre los defectos tenemos: consonantes imprecisas, omisiones, sustituciones o vocales distorsionadas. Y entre los problemas podemos encontrar: imprecisión en la articulación, sustitución de unos fonemas por otros, movimientos irregulares de la lengua, y vocales y consonantes alargadas.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI

viernes, 17 de octubre de 2014

Estimulación prenatal

¿Qué es la estimulación prenatal, qué beneficios aporta y cuáles son sus bases científicas?

La estimulación prenatal es el proceso que promueve el aprendizaje en el bebé cuando aún está en el útero de su madre, optimizando su desarrollo mental y sensorial. Además, se trata de un conjunto de actividades que se realizan durante la gestación y que enriquecen al niño en las áreas física, emocional y social. Todo esto se consigue a través de una comunicación afectuosa y constante por parte de los padres con el bebé durante el embarazo.

Aunque muchos investigadores han concluido que no es posible el desarrollo del cerebro del niño cuando aún no ha nacido, lo que está claro es que ciertos estímulos tales como golpecitos en el vientre de la madre, sonidos suaves y melodiosos, la voz de su madre, etc. le producen placer al pequeño.

A parte de todo esto, lo que los bebés no nacidos sí pueden realizar es relacionar estímulos a sus significados si se presentan de una manera organizada, es decir, cuando las experiencias ocurren en un patrón determinado y consistente, se organizan de manera más efectiva en el cerebro del bebé, por lo que más adelante las puede usar por asociación ante circunstancias similares.

Los beneficios de la estimulación prenatal son los siguientes:

  • Mejora la interacción de la madre, el padre y el bebé que se está gestando.
  • Optimiza el desarrollo de los sentidos, importantísimos como base del aprendizaje.
  • Promueve la salud física y mental de los bebés.
  • Desarrolla el vínculo afectivo entre el bebé, los padres y el resto de la familia.
  • Desarrolla la comunicación, el lenguaje, el vocabulario, la coordinación vasomotora, la memoria, el razonamiento y la inteligencia social.

Lo que se logra a través de la estimulación prenatal es:

  • Que el bebé sea un explorador del mundo que le rodea.
  • Que sea curioso y le guste investigar.
  • Que aprenda que el mundo existe aunque no pueda verlo.
  • Que tenga un pensamiento flexible, permitiendo nuevos modos de interrelación con el mundo a parte de la experiencia directa.
  • Que aprenda a comparar y relacionar las situaciones entre sí.
  • Que tenga una mejor capacidad de concentración.
  • Que tenga mayor agudeza perceptiva.
  • Y por último que aprenda a identificar lo que es relevante de lo que no.

La estimulación prenatal está sujeta a unas bases científicas:

Al principio se creía que el cerebro de los niños aún por nacer era inmaduro, sin capacidad de razonamiento, memoria y sin capacidad de aprendizaje a parte de las respuestas reflejas. Pero hoy en día tenemos claro que los bebés, antes del nacimiento, son capaces de obtener y procesar una gran cantidad de información proveniente de diversos estímulos y que además existe una relación entre el desarrollo del cerebro de los bebés y los órganos de los sentidos dentro del útero.

En definitiva, la estimulación prenatal se basa en el desarrollo y maduración del sistema nervioso central y en particular del cerebro, constituido por millones de células llamadas neuronas.

Es muy importante que la estimulación prenatal comience a una edad gestacional temprana, ya que es en estos momentos cuando se va a desarrollar de manera más adecuada la mayor cantidad de sinapsis neuronales, lo que aumenta la capacidad de comunicación en la masa cerebral, por lo que es más efectivo en su función y poseerá una estructura más perfecta.

Es por ello que la capacidad mental y cerebral del bebé no nacido, aumentará tanto como se haya estimulado y apoyado tempranamente la conformación y funcionamiento del sistema nervioso central.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Perenquén GPI