Hay que diferenciar comportamientos normales, de un apego excesivo:
- Desde el nacimiento, el cerebro de un bebé lo absorbe todo, y cada nuevo aprendizaje conlleva un pequeño momento de angustia que provoca que el niño reclame estar en brazos de la persona que más seguridad le da en este mundo, por lo que sufrir algún retroceso es normal para su buen desarrollo.
- Todos los bebés suelen aceptar irse con cualquier persona hasta los 10 meses aproximadamente, ya que hasta entonces no son conscientes de lo que pasa a su alrededor. A partir de esa edad es cuando sólo querrá estar con su madre por miedo a que se vaya y no vuelva. Después de los 18 meses, esto se va pasando, ayq es capaz de comprender que aunque se marchen, regresarán.
- Alrededor de los 2 o 3 años, vuelven a pasar por otra etapa de mamitis, en esta fase quieren manejar a su madre a su antojo y demostrar que ellos pueden mandar, ya que suelen hacerles más caso que los padres.
- También tenemos la reacción ante cambios, como el inicio de la guardería o el colegio, la llegada de un hermanito, una mudanza etc. ya que todo esto hace que se sienta inseguro.
Para
saber si estamos ante un caso de mamitis:
- Llamar a su madre cada segundo, sólo quiere estar con ella desde que se levanta hasta que se acuesta.
- No quiere que nadie excepto su madre le vista, le bañe, le dé de comer, juegue etc.
- Cuando su madre desaparece de su campo visual o se va de su lado, se pone a llorar desconsoladamente.
- No deja a su madre hacer nada porque no se separa de ella, le coge de los brazos, de las piernas.
- Por la noche se despierta llamando a su madre a gritos y sólo acepta sus consuelos.
Para
resolver un caso de apego excesivo, necesitamos mucha paciencia y
mucho cariño, ya que como hemos dicho antes, se trata de una época
pasajera en la que el niño necesita de nuestra seguridad y apoyo.
Además es necesario saber llevarlo bien como pareja, ya que el padre
puede llegar a sentirse desplazado en algunos momentos.
También
es interesante averiguar el porqué esa actitud en el niño, ya que
puede deberse a que necesita fomentar su autonomía o falta de
seguridad en sí mismo. Si el niño está atravesando momentos
difíciles para él, podemos ser benévolos en sus demandas, pero
nunca perdiendo de vista que son los padres los que mandan en casa.
La
mamitis también tiene su influencia en la madre, ya que un niño que
sólo quiere estar con su madre puede resultarle muy tierno, llegando
muchas veces a la dependencia y la sobreprotección, pero hay que
pensar que a la larga va a desembocar en problemas para ambos.
Consejos para acabar con la mamitis:
- En casa, que es el lugar donde el niño se siente más seguro, podemos ir poniendo poco a poco distancia para que se acostumbre a estar sin su madre, todo este proceso siempre hablándole con cariño, ponernos nerviosos por su insistencia no es bueno.
- Las otras personas de su entorno deben comprender que el pequeño no los está rechazando, sólo es que se siente inseguro. Es recomendable hablarlo y hacer entre los dos las actividades diarias, para que de esta manera el padre vaya entrando poco a poco.
- Si la madre tiene que salir, es mejor prepararle el terreno, nunca irse sin avisar o de golpe, sino despidiéndose con cariño y explicarle cuándo va a volver, sin alargar demasiado el momento. Además siempre dejarle con alguien que conozca y en un lugar que conozca, y si encima es un lugar que le gusta, mucho mejor.
- Se pueden usar pequeñas recompensas si, poco a poco, va logrando despegarse un poco.
- Si el problema no cede, lo mejor es acudir a un especialista que marque las pautas que se deben seguir.
Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado.
Perenquén GPI
Enlaces consultados:
http://www.webconsultas.com/bebes-y-ninos/psicologia-infantil/mamitis-13613
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