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martes, 5 de mayo de 2015

Cómo mejorar la Atención en los niños

Los niños se distraen fácilmente ya que su entorno está lleno de información, novedades y estímulos, pero cuando los problemas en mantener la atención son serios, pueden llevar a problemas de aprendizaje. Esto es así porque sin concentración es imposible aprender algo, por lo que es importante crear un ambiente que predisponga al pequeño, por ello se necesita:
  • Buscar un espacio adecuado a la actividad que va a realizar. En el caso del estudio, debe tratarse de una zona bien iluminada, silenciosa y aireada. Conviene que se trate siempre del mismo espacio; de esta forma, con el tiempo se produce una asociación que predispone a la persona hacia una actitud acorde con lo que va a hacer y, por tanto, de mayor concentración.
  • Crear rutinas y hábitos de estudio. Conviene empezar a estudiar todos los días a una hora fija para conseguir un buen rendimiento cerebral. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de unos días logrará que su mente se concentre con más facilidad a esa hora. Para un niño de Primaria, de media hora a una hora seria un tiempo razonable, mientras que uno de Secundaria debería dedicar alrededor de una hora y media.
  • Diversificar las tareas. Cambiar de materia o asignatura de estudio cada cierto tiempo. Los cambios ayudan a iniciar el proceso de atención y así el niño podrá mantener la concentración por más tiempo.
  • Marcar tiempos. Es necesario establecer un tiempo para realizar cada tarea o actividad y que se exija realizarla en el tiempo previsto.
  • Preparar previamente aquello que se vaya a necesitar. Las constantes idas y venidas en busca de algo rompen la concentración. 
  • Evitar distracciones como la televisión, la radio o el ordenador, si no se necesita para la tarea. La música tranquila puede ayudar a algunas personas a concentrarse, pero nunca se debe poner música con canciones, ya que seguir la letra dificulta la atención sobre la tarea.
  • Centrar la mente. Para estar a pleno rendimiento, la concentración requiere un calentamiento previo, que puede consistir en dedicar unos minutos (no más de cinco) a tachar algunas letras (elegir alguna) de una hoja de periódico. A continuación, puede pasar a hacer la actividad programada.
  • Fijarse objetivos a corto plazo. Aunque tengamos en mente una meta lejana, como puede ser aprobar bien el curso, siempre hay que tener objetivos cercanos. De esta forma, facilitamos la planificación que es una de las bases de la atención. Además, al ver con más facilidad como se van cumpliendo esos objetivos la motivación aumenta.
  • Trazar metas y objetivos. Es muy importante que el niño tenga claras las metas a alcanzar. Cuando queremos algo de verdad y con fuerza, movilizamos muchos de nuestros recursos para tratar de alcanzarlo. Por tanto, si el niño tiene claro su objetivo en el estudio, más de su parte pondrá para conseguirlo.
  • Organizar tareas. Conviene realizar las tareas más difíciles cuando el niño esté más descansado.
  • Subrayar, hacer esquemas y resumir. Estas tareas ayudan mucho a los niños que se distraen con facilidad y no son capaces de sostener la concentración.
  • Usar reglas nemotécnicas, y repasando el tema. No es lo mismo entender la lección que sólo memorizarla. El proceso de aprendizaje implica entender lo que se quiere asimilar y luego memorizarlo, y se realiza a través de la repetición de los contenidos.
  • Aumentar la motivación con comentarios positivos. En los niños de 7 años en adelante, además, es fundamental que aprenda a “autoreforzarse”, es decir, que él mismo se felicite y se sienta orgulloso por el trabajo bien hecho a la vista de los resultados.
  • Intercalar descansos. El proceso de atención sigue una curva que suele decaer con el tiempo. Por ello, es conveniente intercalar descansos para recuperar la concentración
  • Ansiedad ante los exámenes. El niño puede ser buen estudiante, pero el miedo a suspender le angustia, le agobia y acaba por perder la confianza en si mismo. Siente nerviosismo y ansiedad en los días previos a los exámenes, y crea pensamientos negativos sobre sus resultados. Como consecuencia, puede presentar dolor de estómago, insomnio, sudor en las manos, inapetencia y tensión muscular, además de palpitaciones. Algunos desarrollan acciones automáticas como comerse las uñas, por ejemplo. Por ello es conveniente, primero, ayudar al niño explicándole lo que le pasa para que sepa que todo tiene remedio. Luego, enséñale a desarrollar pensamientos positivos, centrando su atención en lo que tiene que hacer aquí y ahora, sin compararle con los demás. Es necesario enseñar al niño a relajarse para superar la situación para que evite asistir al examen, aunque le parezca difícil.

Se proponen algunos juegos y ejercicios para mejorar la concentración:
  • Los rompecabezas son un excelente ejercicio de observación.
  • Copiar dibujos implica fijarse mucho en los detalles.
  • Los dibujos con números le obligan a fijarse y unir las líneas o colorear de acuerdo a lo indicado.
  • Los juegos de memoria o juegos de parejas también requieren mucha atención
  • Los juegos de buscar diferencias ejercitan la atención sostenida.
  • Relacionar textos con dibujos o colocar una tira cómica en el orden adecuado es divertido y ayuda a la concentración.
  • Aprender la letra de canciones o poemas es también un buen entrenamiento.
  • Las sopas de letras también se resuelven con mucha atención.
  • Los laberintos son divertidos y necesitan atención e inteligencia espacial.
  • Los mandalas para colorear son un excelente ejercicio de concentración. 
  • Los dibujos abstractos muy complejos, con muchas casillas pequeñas.
  • En general, todos los juegos de mesa como naipes, dominó, juego de la oca, parchís... unen la diversión con la obligación de concentrarse durante largos periodos. 

Cómo adultos podemos ayudar a que nuestros hijos alcancen estos cuatro factores de la siguiente manera:
  • Animar al niño/a para que este se implique con la tarea que quiere ejecutar, transmitir motivación. Ayudar a valorar todos los aspectos positivos de la actividad y los beneficios que conseguirá una vez termine la tarea.
  • Recalcar, felicitar, señalar el esfuerzo que el niño/a ha hecho, y ayudarle a comprender que el trabajo que ha realizado ha tenido sus frutos, valorando al mismo tiempo la satisfacción personal que supone haber alcanzado una meta.
  • Es oportuno que exista un tiempo en el cual los niños/as puedan desconectar de todas las actividades y tareas que están llevando a cabo, por ello brindaremos unos minutos de tiempo libre para reemprender la tarea con energía, no podemos pedir a nuestros pequeños que se concentren realizando una actividad el mismo tiempo que nosotros, sencillamente no están preparados, por ello deberíamos proponer cada cuarenta o cuarenta y cinco minutos de actividad, un tiempo de descanso (unos minutos) beber un vaso de agua, ir al aseo, comer algo… todo ello les ayudar a reemprender la tarea con mayor energía.

Por último y como actividades complementarias, que ayudarán a que el niño/a relaje sus tensiones, se valore, aprenda a realizar tareas de forma bien hecha y pausada, podemos ofrecerle:
  • Actividades para quemar energía: son aquellas actividades con las que el niño/a libera gran cantidad de endorfinas, ello le hace sentirse bien, como puede ser la práctica de un deporte.
  • Actividades relajantes que ayuden a evadirse de las presiones y a encontrarse con uno mismo: relajación, técnicas de respiración…
  • Actividades que mejoren la expresión de emociones: el diálogo, la lectura (a través de la lectura los niños/as identifican emociones)…

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.guiainfantil.com
http://www.guiainfantil.com
http://www.guiadelnino.com
http://www.educapeques.com

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