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martes, 16 de diciembre de 2014

Beneficios del masaje en los bebés

Los Bebés tienen el sentido del tacto muy desarrollado, por eso el masaje es una de las mejores formas de estrechar lazos entre padres e hijos. Además de que es una buena manera de ofrecer a los pequeños una fuente de beneficios psicológicos, físicos y fisiológicos.

Los bebés tras el nacimiento sufren de una fuerte tensión muscular, por lo que sus brazitos y piernas están encogidos, con el masaje conseguimos relajar esos músculos y ayudarles a extender sus extremidades con mayor facilidad, siendo uno de los logros más importantes de las primeras etapas.

Es decir, numerosos entendidos explican que entre los beneficios del masaje en los recién nacidos está la estimulación, el alivio muscular, la relajación, la interacción y el fortalecimiento del vínculo entre el bebé y sus padres. Por otro lado, como además junto al masaje los padres van hablándole al pequeño, pues también trae como beneficios el desarrollo del lenguaje.

Junto a todos estos beneficios, los padres al interactuar más con su bebé, aprenden a recibir mejor la información corporal que su pequeño les transmite, por lo que pueden suplir con mayor rapidez las necesidades del bebé.

 Se exponen algunos consejos claves:
  • Lo ideal para algunos expertos es empezar una rutina después del primer mes.
  • La sesión del masaje debe durar lo que el niño quiera, es él quien da las pautas de tiempo.
  • Si hay algún tipo de limitación en el pequeño, el masaje debe ser más corto.
  • Cuando el bebé tiene fiebre o está conectado a máquinas no se aconseja hacer masajes.
  • Quien empiece la sesión debe terminarla, no vale cambiar de masajista.
  • Cuando los pequeños están dormidos o acaban de comer no se deben hacer masajes.
  • Después del baño, cuando el bebé esté tranquilo, no tenga hambre ni sueño, son los momentos ideales para empezar.
  • Se debe realizar en un espacio tranquilo, donde haya una superficie acolchonada.
  • Los masajes se hacen con un aceite vegetal no tóxico.
  • Antes de empezar, los padres deben estar tranquilos, para transmitir serenidad.
  • Es importante masajear con las dos manos al mismo tiempo.
  • El grado de desnudez depende del clima. Si es frío, descubra la zona que va a masajear.
  • El masaje es especial en momentos de tensión, como cuando les van a salir los dientes.
  • Si el niño llora, suspenda el masaje, pero no lo descarte.
Algunas técnicas:
  • El masaje Shantala: los movimientos deben ser de arriba hacia abajo y del centro hacia afuera en cualquier parte del cuerpo. Cada vez que se llega a la parte inferior se levantan las manos y se inicia en la parte superior. Mientras se hacen los masajes, es importante decirle cosas positivas y aunque el bebé no entiende el idioma, sí la intención. Cuando se llega a zonas pequeñas, como las manos, los pies y la cara, se deben utilizar las yemas de los dedos. Los expertos también recomiendan tomar una a una las articulaciones del bebé y hacer giros suaves en ambos sentidos.
  • Cara, abdomen y espalda: los masajes en la parte estomacal del bebé fortalecen el aparato digestivo, por lo que ayuda a que el sistema gastrointestinal funcione de manera correcta, aliviando molestias como gases, cólicos y estreñimiento. El masaje va en orientación con el sistema digestivo, en el sentido de las manecillas del reloj. En esta parte se hacen movimientos circulares y otros de tipo lineal (vertical y horizontal). La cara en los bebés de 0 a 6 meses se tensiona mucho, porque la alimentación se hace por succión, provocando tensión en los labios y la comunicación la hacen a través del llanto, lo que aumenta la presión en la musculatura. De esta forma, el masaje empieza con la relajación de labios por medio del tacto, después se va a la frente y se hace como una integración entre las orejas y la parte mandibular. La cabeza no se toca y no se utiliza aceite. La espalda, el eje del cuerpo, merece un tratamiento especial porque recibe gran parte de la postura de los niños (acostado, sentado). Con el masaje se le ayuda a aliviar la tensión. La idea es hacer movimientos ascendentes y descendentes a los lados de la zona y no tocar la columna.
  • En las extremidades y el pecho: para masajear las piernas del pequeño, la intención define los movimientos: pueden ir en línea hacia el corazón o hacia el exterior; en este último caso, se utiliza para sacar tensión y todo lo que va hacia adentro estimula y fortalece. En el caso de los brazos, estos se masajean de manera similar a las piernas y lo que se busca es activar y relajar. En el pecho se guardan muchas emociones. Así, la idea es abrir y aliviar tensiones. Cuando uno a masajea esta parte, los niños lloran, pero no de dolor sino de alivio. Los movimientos deben hacerse como abriendo la zona”.
Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.abcdelbebe.com/bebe/0-6-meses/salud/masajes-para-estimular-y-favorecer-el-desarrollo-de-los-bebes

Que NO hacer cuando tu hijo tiene miedo

Cuando los peques tienen miedo es importante no ignorarlo, sino ayudarles a superar esos miedos, es decir, es igual de importante el saber qué hacer en esas situaciones, como saber el qué no hacer. En este sentido, los comportamientos de los padres es fundamental, ya que son sus referentes. Por tanto, los padres tienen que tener claro que ante los miedos en sus hijos tienen que respetarlos, comprenderlos y entenderlos.

Los miedos en los niños son inevitables, son parte del crecimiento y maduración por la que todos pasamos, pero si el pequeño cuenta con el gran apoyo de sus padres y la confianza necesaria, pues se superan sin problemas.

¿Cómo podemos ayudarle a superarlos?
  • No le asustes con historias de fantasmas, de brujas, etc.,sobre todo justo antes de acostarle. Es necesario que le expliquemos que esos personajes son sólo ficción y que no existen en la vida real. 
  • No te rías de sus temores, aunque te parezcan tontos, ya que si te ríes de su miedo, el niño disminuirá su confianza y no te volverá a contar nada sobre lo que teme. 
  • No transmitas mas miedo a tu hijo del que ya tiene, porque tu pequeño necesita tener su seguridad y confianza. Por lo tanto no ignores sus miedos, ni tampoco le mientas ya que el comprobar que era mentira lo que le contaste, tendrá más temor aún. Simplemente escúchale y apóyale. 
  • No le obligues a pasar situaciones que él teme, porque los miedos no se superan enfrentándose a la situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto intensifica el miedo. Lo que necesita es ir acostumbrándose poco a poco a situación temida. Al igual que no debes obligarle a ver una película de la cual él tiene miedo, o que acaricie a un perro que no le gusta. 
  • No transmitas tus temores personales a tu hijo, ya que la forma en que te enfrentas a tus propios miedos le da a tu niño el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares. Es decir, el miedo se aprende. 
  • No le llames cobarde o infantil si se muestra con miedo ante cualquier situación. Ridiculizarlo no le ayudará en nada, al revés, se sentirá más inseguro, falto de cariño, se sentirá solo e incomprendido. 
  • No le obligues a afrontar sus miedo solo, porque aumentará su ansiedad y puede llegar a perpetuar ese miedo. Además, el sentimiento de no ser capaz de afrontar la situación no le dejará sentirse orgulloso de sí mismo. 
  • No le des demasiada importancia a lo que teme o se agravará más el problema. Pero tampoco puedes controlar todas las situaciones cotidianas que el niño vive. 
  • No ignores los miedos de tu hijo porque se sentirá solo, sin saber como enfrentarse a sus problemas y verá en un sus padres una fuente de desinterés, falta de cariño y falta de atención. 

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.guiainfantil.com/educacion/temasespeciales/miedos/tienemiedos.htm

10 Cosas que deberías saber sobre el Trastorno por Déficit de Atención.

Los 10 conceptos básicos sobre el Trastorno por Déficit de Atención:
  1. Es un trastorno de origen neurobiológico que implica un retraso en la maduración de algunas áreas del cerebro.
  2. Se calcula que la heredabilidad del trastorno es de más del 80% , según estudios realizados en familias.
  3. Hay factores ambientales que pueden ser causa de TDAH: consumo de tabaco, alcohol o drogas durante el embarazo, las complicaciones durante la gestación, parto o lactancia, y el maltrato.
  4. Los síntomas nucleares del TDAH son: Déficit de Atención, Hiperactividad e Impulsividad. Se puede manifestar uno sólo de estos síntomas o varios combinadas.
  5. Este trastorno afecta a niños y a niñas. Sin embargo, es más frecuente en niños que en niñas, en una proporción de una niña por cada dos niños.
  6. Una persona con TDAH tiene de 6 a 7 veces más posibilidades de tener otro trastorno psiquiátrico o trastorno del aprendizaje. Esto puede complicar el diagnóstico, empeorar la evolución y disminuir la respuesta al tratamiento.
  7. Los síntomas de impulsividad perduran en el tiempo, a diferencia de lo que ocurre con los de hiperactividad, que tienden a suavizarse con el paso de los años.
  8. Los síntomas de inatención probablemente son los que más desapercibidos pasan en edades infantiles. En cambio, es posible que sea uno de los motivos más frecuentes de consulta entre los adultos con TDAH.
  9. Mientras que es poco probable que los padres o la sociedad desacrediten el diagnóstico de cualquier enfermedad, en el caso del TDAH es frecuente que esto ocurra, debido al desconocimiento del trastorno.
  10. Realizar un diagnóstico precoz y disponer de las medidas necesarias, farmacológicas y no farmacológicas, individualizadas para cada niño y familia es fundamental, ya que de esta manera se consigue mejoría hasta en el 80% de los casos.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.tdahytu.es/las-10-cosas-debes-saber-sobre-el-tdah/

¿Tu hijo tiene más de 3 años y no habla bien? (Trastornos del lenguaje)

Los Trastornos del lenguaje son un conjunto de problemas de los que aún no existe una comprensión total, son difíciles de diagnosticar porque no hay una conceptualización clara. Lo que sí está claro es que cuando el desarrollo del lenguaje no sigue su ritmo normal o cuando se producen déficits, aparecen los trastornos del lenguaje.



Las alteraciones más comunes durante los primeros años en los niños son los siguientes:
Edad:Alteraciones a considerar:
3 a 5 añosFalta de habla, habla ininteligible y errores para construir oraciones.
5 a 6 añosSustituciones de palabras difíciles por otras más sencillas; no pronunciar la parte final de ciertas palabras; palabras incompletas; omisión o cambio de vocales. Fallos en la estructura de la oración; falta notable de fluidez y ritmo; frecuencia e inflexiones anormales del habla.
Sobre los 7 añosDistorsiones, omisiones o sustituciones de sonidos.
Otras dificultades no relacionadas específicamente con la edad incluyen:Retraso de más de un año en la aparición de sonidos individuales del habla; uso de sonidos vocales con exclusión de casi todos los otros sonidos; sentir vergüenza o perturbación por hablar (ver mutismo selectivo); voz consistentemente monótona, inaudible o de calidad deficiente; uso de tono inapropiado para la edad del niño (ver síndrome de asperger).

Por lo tanto, exponemos los Trastornos del Lenguaje:

Clasificación CIE-10 Trastornos del lenguaje:
Subtipos:Denominación:Código:
A)Trastornos de la pronunciación.F.80.0
B)Trastornos de la expresión del lenguaje.F.80.1
C)Trastornos de la comprensión del lenguaje.F.80.2
D)Afasia adquirida con epilepsia. Síndrome de Landau-Kleffner.F.80.3
E)Otros trastornos del desarrollo del lenguaje del habla y del lenguaje (ceceo, balbuceo).F.80.8
F)Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje sin especificar.F.80.9


Trastornos de la pronunciación

Se caracteriza principalmente porque se omite o se pronuncia los fonemas de forma inadecuada (distorsiones, sustituciones) para la edad mental del niño, aunque tenga un nivel normal para el resto de las funciones del lenguaje. Ha tenido varios nombres:Dislalia, Trastorno del desarrollo fonológico, Trastorno funcional de la articulación, etc.

El diagnóstico sólo debe hacerse cuando se cumplen los siguientes requisitos:
  • La gravedad del trastorno excede los límites normales teniendo en cuenta la edad mental del niño. 
  • La Inteligencia no verbal es normal. Las funciones del lenguaje expresivo y receptivo está dentro de los límites normales. 
  • Las anomalías de la pronunciación no se pueden atribuir directamente a una anomalía sensorial, estructural o neurológica. 
  • Los fallos de la pronunciación son claramente anormales en el contexto de los usos coloquiales del entorno sociocultural del niño. 

Trastornos de la expresión del lenguaje

Se trata de un trastorno en el que la capacidad para la expresión oral es marcadamente inferior al nivel adecuado para la edad mental del pequeño, pero en el que la comprensión del lenguaje está dentro de los límites normales. Además pueden existir o no alteraciones en la pronunciación.

Cada niño es distinto en lo que se refiere al desarrollo de su lenguaje, pero la ausencia de palabras simples (o aproximaciones de palabras) alrededor de los 2 años y el fracaso de frases sencillas de dos palabras hacia los 3 años, ya son indicadores importantes de un retraso.

Luego aparece una limitación del desarrollo del vocabulario, un uso excesivo de un número limitado de palabras, dificultades en la elección de las palabras adecuadas, sustitución de unas palabras por otras, utilización de frases cortas, estructuración inmadura, errores sintácticos (en especial omisiones de finales de palabras o prefijos) y errores u omisiones de elementos gramaticales concretos, como preposiciones, pronombres, artículos, etc.

El diagnostico se realiza sólo cuando:
  • La gravedad del retraso del desarrollo de la expresión del lenguaje exceda los límites de la variación normal para la edad mental del niño, siendo la comprensión del lenguaje normal (aunque frecuentemente el lenguaje receptivo puede estar en algunos aspectos por debajo de lo normal). 
  • El recurso de signos no verbales (como sonrisas y gestos) y del lenguaje interior (imaginación y juegos de fantasía) está relativamente intacto, así como la capacidad para la comunicación social de forma no verbal. 
  • A pesar del déficit del lenguaje, el niño intenta comunicarse y tiende a compensar la carencia lingüística mediante el uso de gestos, mímica y vocalizaciones no lingüísticas. 
  • Tampoco no es nada raro que aparezcan dificultades con los compañeros, problemas emocionales, conductas disruptivas y/o déficit de atención e hiperactividad. 
  • En una pequeña parte de los casos puede presentarse una pérdida auditiva parcial (a menudo selectiva) concomitante, pero ésta no es de una gravedad suficiente como para justificar el retraso del lenguaje. 
  • La participación inadecuada en las conversaciones o una privación ambiental más general pueden jugar un papel importante o contribuir significativamente a la génesis del trastorno del lenguaje expresivo. 

Trastorno de la Comprensión del lenguaje o Trastorno Mixto del lenguaje

Es un trastorno específico del desarrollo, donde la comprensión del lenguaje es inferior al nivel adecuado a la edad mental del niño. Las manifestaciones clínicas del componente comprensivo aparecen típicamente antes de los 4 años, pero las formas más graves se manifiestan antes de los 2 años, y las formas más leves pueden no ser evidentes hasta los 7 u 8 años de edad.

La mayoría de niños con este problema tienen dificultades en la socialización y en la comunicación no verbal, por lo que además presentan problemas adicionales en el terreno emocional que cursan con baja autoestima, sentimiento de inferioridad y rechazo a la escuela, entre otros. Paralelamente pueden aparecer conductas disruptivas.

Los criterios necesarios para el diagnóstico son:
  • La gravedad del retraso excede los límites de la variación normal para la edad del niño 
  • La inteligencia no verbal esté dentro de los límites normales (CI>80). 
  • No se satisface las pautas de trastorno generalizado del desarrollo, autismo o retraso mental. 
  • Se excluyen causas de tipo orgánico o neurológico (pérdida de audición, hendidura palatina u otras anomalías estructurales u otros). 
Hay algunos indicadores de retraso: un fracaso para responder a nombres familiares (en ausencia de claves no verbales) hacia el primer año de vida; incapacidad para reconocer los nombres de al menos algunos objetos corrientes a los 18 meses, o para llevar a cabo instrucciones simples y rutinarias a la edad de 2 años.

Más tarde se presentan otras dificultades, como la incapacidad de comprender ciertas formas gramaticales (negativas, interrogantes, etc.) y los aspectos más sutiles del lenguaje (tono de voz, gestos, etc.


Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.psicodiagnosis.es/areaclinica/trastornosenelambitoescolar/trastornos-del-habla-y-lenguaje/index.php

jueves, 4 de diciembre de 2014

Trastorno de Ansiedad Generalizada (ansiedad)

La ansiedad y el estrés están muy relacionados. Por una parte la ansiedad es un sentimiento de miedo y preocupación en donde el estímulo que lo provoca puede no ser realmente amenazante, pero la persona lo vive así, e incluso puede que la persona no conozca ni el origen. Por otra parte el estrés es un sentimiento de tensión física o emocional, que puede provenir de cualquier situación o pensamiento.

La ansiedad, al igual que otros sentimientos como el placer o la ira, son fundamentales en la vida de las personas porque regulan la interacción con los demás y ofrecen un sistema de alarma que, en el caso del miedo, sirven para afrontar situaciones de peligro o riesgo. Pero como siempre, todo tiene un punto máximo.

El trastorno de ansiedad generalizada:

Es un trastorno psicológico donde la persona a menudo está preocupada o ansiosa respecto a muchas cosas y le parece difícil controlar esta ansiedad. 

El síntoma principal es la presencia frecuente de preocupación o tensión durante al menos 6 meses, incluso cuando hay poca o ninguna causa clara. Estas preocupaciones afloran de un problema a otro y dichos problemas pueden involucrar la familia, las relaciones interpersonales, el trabajo, el dinero y la salud. Incluso cuando la persona con trastorno de ansiedad generalizada es consciente de que sus preocupaciones o miedos son exagerados, aún así les resulta muy difícil controlarlos.

La causa del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) aún no se conoce, pero es posible que intervengan los genes. Por otra parte, el estrés también puede contribuir a la aparición del trastorno de ansiedad generalizada.

El TAG es una enfermedad muy común que afecta aproximadamente al 3% de las personas. Cualquier persona puede sufrir este trastorno, incluso los niños, pero se presenta con mayor frecuencia en las mujeres.

Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas, pero no todas las personas presentar los mismos síntomas ni en la misma intensidad:
  • Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, "nudo" en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.
  • Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor la muerte, la locura, o el suicidio.
  • Conductuales: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.
  • Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
  • Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.clinicadeansiedad.com/02/169/Cuales-son-los-sintomas-de-la-ansiedad.htm
http://www.webconsultas.com/ansiedad/ansiedad-398
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000917.htm