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lunes, 25 de mayo de 2015

¿Sabes qué es la Indefensión Aprendida?

¿Qué es la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida ha sido estudiada por Martin Seligman, y nos hace comprender los procesos por los que las personas y los animales, en algunas circunstancias, son incapaces de reaccionar ante situaciones dolorosas. Su teoría se basa en la idea de que la persona se inhibe mostrando pasividad cuando las acciones que realizar para modificar su situación, no producen el fin deseado. Por ello la pasividad aparece como un aprendizaje de una situación en la que se ha visto desprovisto de recursos para poder darle solución, la persona aprende que haga lo que haga no va a poder cambiar sus circunstancias, y ante esta creencia aparece la depresión, la desmotivación, la desilusión y la desgana.

En el campo de la psicología cada vez cobran más fuerza las teorías que establecen la infancia como punto de partida de muchas de las vivencias que se tienen en la etapa adulta. Casos de acoso escolar, estar quemado porque alguien que te hace la vida imposible, maltrato por parte de un familiar, etc, siendo escenas de vidas cotidianas tan dispares entre sí, resultan tener un denominador común: la parte débil, la persona acosada que presenta idénticos síntomas ante esa situación injusta: no se defiende. No sabe, no puede.

¿Cuándo aparece la indefensión aprendida?

Las situaciones incontrolables no son suficiente motivo para desencadenar la depresión e indefensión aprendida, por lo que hay que tener en cuenta también cómo la persona se proporciona la explicación de lo que está sucediendo:
  • Cuando lo atribuye a factores internos, es decir, que lo ve como responsabilidad suya, merma su autoestima. 
  • Cuando lo atribuye a factores estables, es decir, que piensan que las cosas no pueden cambiar nunca en el futuro, lleva a tener ciertos síntomas depresivos que se extenderían en el tiempo. 
  • Cuando lo atribuye a factores globales, se realizaría una sobregeneralización, que afectaría al modo de comportarse en otras muchas situaciones diferentes.
Estos estilos atribucionales representan un grado diferente de vulnerabilidad ante la depresión, que sólo llegaría a manifestarse siempre y cuando se tenga una expectativa de no poder controlar una situación altamente deseable, y que haya desencadenado un hecho aversivo.

En la vida cotidiana aparece en varios escenarios, como son el laboral, el social, el personal, etc. Las personas comienzan a pensar que hagan lo que hagan, no van a conseguir cambiar nada, por lo que dejan de expresar sus deseos e incluso dejan de luchar por sus derechos, soportando una vida infeliz, porque creen que no tienen el control sobre ella. Muchas personas se sienten así frente a su jefe, a su compañero de trabajo, frente al poder político o la situación que nos ha tocado vivir, frente a algún familiar, etc. Un refrán que explica la indefensión aprendida es "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".

¿Cómo educar a niños fuertes que no caigan en la indefensión aprendida?

Para ello se necesita, entre otras muchas:
  • Coherencia en el estilo educacional: es decir, que exista coherencia entre ambos padres, y entre los padres hacia el niño. Coherencia en lo que se dice y lo que se hace, en lo que está bien y lo que está mal. El que el niño vea a los padres como un gran equipo fuerte y sólido, hace que aumente su confianza y autoestima frente al mundo, y tenga una visión positiva de él mismo y de los demás.
  • Una buena incondicionalidad afectiva: los niños deben sentirse amados y aceptados en todo momento, de manera totalmente independiente a su comportamiento, por lo que hay que poner límites y educar bien pero sin perder de vista el amor. Hay que diferenciar que los niños no son malos, sino que a veces se portal mal, esta diferencia es muy importante.
  • Fuertes aprendizajes de estrategias de afrontamiento: debemos enseñarles estrategias de afrontamiento a los niños para cuando pasen por circunstancias difíciles o que no sepan como superar, ya que de otra manera sentirán que no son capaces de nada.
  • Que no exista miedo en las figuras de apego: en la indefensión aprendida siempre aparece el miedo, que es el responsable de bloquear la posibilidad de actuar, además, hace que el organismo entre en un estado de alerta donde sólo puede huir o atacar. Pero los niños no tienen esta posibilidad, por lo que acaban paralizados y con una enorme sensación de indefensión y vulnerabilidad. Es horrible que un niño sienta miedo hacia las personas que deberían amarle y protegerle, por lo que aparecen los trastornos afectivos.
  • Sustituir la culpa por responsabilidad: no se trata de echarles la culpa a los niños cuando hagan algo malo, sino de inculcarles la responsabilidad de reponer el daño que han causado. Además, pueden llegar a pensar que merecen los que les sucede, ya que es su culpa, y la autoestima se daña.
  • Transmitir la motivación de logro y la percepción de competencia: los padres son los principales modelos para los niños, por lo que son un ejemplo importantísimo. Muchos padres quieren proteger a los niños de todo, y no dejan que expresen y practiquen su potencial, ni desarrollen la capacidad de resolución de problemas, ni perfeccionen sus estrategias de afrontamiento, etc. Debemos permitir que los niños tengan la oportunidad de sentirse competentes y capaces de realizar ciertas actividades, de esta manera llegan a aprender que sus actos pueden tener consecuencias y que son capaces de influir sobre el medio. Por otro lado, los niños también necesitan fracasar, es necesario que a veces se sientan tristes, enfadados, frustrados, ya que el evitar a toda costa que vivan estas emociones, hace que no aprendan. En definitiva, la motivación de logro es saber ser hábil para conseguir metas y objetivos, pero siempre desde nuestro control interno, que es el que alimenta la autoestima.
Ejemplos cotidianos de indefensión aprendida:

En la violencia de género aparece sin duda la indefensión aprendida, ya que estas personas son incapaces de ayudarse a sí mismas, ni de realizar algún acto que las saque de donde se encuentran. Son capaces de soportar las agresiones tanto físicas como psicológicas de su agresor, con la idea de que esa persona cambiará, y echándose la culpa de lo que ocurre, pensando que nada se puede hacer al respecto. Generalmente no basta con la decisión para poner fin a la violencia, es necesario el apoyo de profesionales para romper con esa situación.

Otro ejemplo lo tenemos en el método Ferber o Estivill, que nos viene a decir que no debemos atender a la llamada de un bebé cuando llora. Hay que tener claro que los bebés no tienen motricidad suficiente y mucho menos la palabra para poder buscar ayuda por sí mismos, por lo que el no acudir a su llanto, que es su único medio de comunicación, hace que se sienta en una inmensa vulnerabilidad. Es decir, si no obtiene respuesta a su llamada de auxilio, aprenderá que haga lo que haga no puede cambiar nada, y pensará que no tiene poder para manejar la realidad, y este aprendizaje tan desesperanzador quedará grabado a fuego en su cerebro en desarrollo y dejará una huella imborrable en su futura manera de interactuar con el mundo.

Frases que no debemos decir: 
  • No vales para nada.
  • Por mucho que te esfuerces no lo vas a conseguir.
  • No lo intentes.
  • No eres capaz.
  • Por culpa tuya.
  • Te quiero si eres, te portas… etc.
  • Se hace lo que yo digo.
  • Porque yo lo digo y punto, etc.

En resumen, las personas con sufren de indefensión aprendida son:

Personas que han «tirado la toalla», que asumen su condición de víctima como un destino inmutable, depresivas, con una visión oscura y pesimista del mundo, se sienten como hojas manejadas por el viento. No toman decisiones, no asumen el control de sus vidas, justifican lo que les ocurre y sobre todo se sienten sin esperanza, profundamente indefensas.

¿Qué hacer ante esta situación?

Lo que se debe hacer es reconstruir la autoestima, encontrar un sentido a la vida, realizar una labor intensa y meticulosa de toma de conciencia que vaya poco a poco devolviendo el poder a la persona.

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://psiqueviva.com/que-es-la-indefension-aprendida/
http://mariangelesalvarez.com/igualdad/relacion-de-control-o-igual/la-indefension-aprendida/
http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150307/abci-gema-lendoiro-sabado-201503061349.html

martes, 5 de mayo de 2015

Cómo mejorar la Atención en los niños

Los niños se distraen fácilmente ya que su entorno está lleno de información, novedades y estímulos, pero cuando los problemas en mantener la atención son serios, pueden llevar a problemas de aprendizaje. Esto es así porque sin concentración es imposible aprender algo, por lo que es importante crear un ambiente que predisponga al pequeño, por ello se necesita:
  • Buscar un espacio adecuado a la actividad que va a realizar. En el caso del estudio, debe tratarse de una zona bien iluminada, silenciosa y aireada. Conviene que se trate siempre del mismo espacio; de esta forma, con el tiempo se produce una asociación que predispone a la persona hacia una actitud acorde con lo que va a hacer y, por tanto, de mayor concentración.
  • Crear rutinas y hábitos de estudio. Conviene empezar a estudiar todos los días a una hora fija para conseguir un buen rendimiento cerebral. Si una persona se acostumbra a hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, al cabo de unos días logrará que su mente se concentre con más facilidad a esa hora. Para un niño de Primaria, de media hora a una hora seria un tiempo razonable, mientras que uno de Secundaria debería dedicar alrededor de una hora y media.
  • Diversificar las tareas. Cambiar de materia o asignatura de estudio cada cierto tiempo. Los cambios ayudan a iniciar el proceso de atención y así el niño podrá mantener la concentración por más tiempo.
  • Marcar tiempos. Es necesario establecer un tiempo para realizar cada tarea o actividad y que se exija realizarla en el tiempo previsto.
  • Preparar previamente aquello que se vaya a necesitar. Las constantes idas y venidas en busca de algo rompen la concentración. 
  • Evitar distracciones como la televisión, la radio o el ordenador, si no se necesita para la tarea. La música tranquila puede ayudar a algunas personas a concentrarse, pero nunca se debe poner música con canciones, ya que seguir la letra dificulta la atención sobre la tarea.
  • Centrar la mente. Para estar a pleno rendimiento, la concentración requiere un calentamiento previo, que puede consistir en dedicar unos minutos (no más de cinco) a tachar algunas letras (elegir alguna) de una hoja de periódico. A continuación, puede pasar a hacer la actividad programada.
  • Fijarse objetivos a corto plazo. Aunque tengamos en mente una meta lejana, como puede ser aprobar bien el curso, siempre hay que tener objetivos cercanos. De esta forma, facilitamos la planificación que es una de las bases de la atención. Además, al ver con más facilidad como se van cumpliendo esos objetivos la motivación aumenta.
  • Trazar metas y objetivos. Es muy importante que el niño tenga claras las metas a alcanzar. Cuando queremos algo de verdad y con fuerza, movilizamos muchos de nuestros recursos para tratar de alcanzarlo. Por tanto, si el niño tiene claro su objetivo en el estudio, más de su parte pondrá para conseguirlo.
  • Organizar tareas. Conviene realizar las tareas más difíciles cuando el niño esté más descansado.
  • Subrayar, hacer esquemas y resumir. Estas tareas ayudan mucho a los niños que se distraen con facilidad y no son capaces de sostener la concentración.
  • Usar reglas nemotécnicas, y repasando el tema. No es lo mismo entender la lección que sólo memorizarla. El proceso de aprendizaje implica entender lo que se quiere asimilar y luego memorizarlo, y se realiza a través de la repetición de los contenidos.
  • Aumentar la motivación con comentarios positivos. En los niños de 7 años en adelante, además, es fundamental que aprenda a “autoreforzarse”, es decir, que él mismo se felicite y se sienta orgulloso por el trabajo bien hecho a la vista de los resultados.
  • Intercalar descansos. El proceso de atención sigue una curva que suele decaer con el tiempo. Por ello, es conveniente intercalar descansos para recuperar la concentración
  • Ansiedad ante los exámenes. El niño puede ser buen estudiante, pero el miedo a suspender le angustia, le agobia y acaba por perder la confianza en si mismo. Siente nerviosismo y ansiedad en los días previos a los exámenes, y crea pensamientos negativos sobre sus resultados. Como consecuencia, puede presentar dolor de estómago, insomnio, sudor en las manos, inapetencia y tensión muscular, además de palpitaciones. Algunos desarrollan acciones automáticas como comerse las uñas, por ejemplo. Por ello es conveniente, primero, ayudar al niño explicándole lo que le pasa para que sepa que todo tiene remedio. Luego, enséñale a desarrollar pensamientos positivos, centrando su atención en lo que tiene que hacer aquí y ahora, sin compararle con los demás. Es necesario enseñar al niño a relajarse para superar la situación para que evite asistir al examen, aunque le parezca difícil.

Se proponen algunos juegos y ejercicios para mejorar la concentración:
  • Los rompecabezas son un excelente ejercicio de observación.
  • Copiar dibujos implica fijarse mucho en los detalles.
  • Los dibujos con números le obligan a fijarse y unir las líneas o colorear de acuerdo a lo indicado.
  • Los juegos de memoria o juegos de parejas también requieren mucha atención
  • Los juegos de buscar diferencias ejercitan la atención sostenida.
  • Relacionar textos con dibujos o colocar una tira cómica en el orden adecuado es divertido y ayuda a la concentración.
  • Aprender la letra de canciones o poemas es también un buen entrenamiento.
  • Las sopas de letras también se resuelven con mucha atención.
  • Los laberintos son divertidos y necesitan atención e inteligencia espacial.
  • Los mandalas para colorear son un excelente ejercicio de concentración. 
  • Los dibujos abstractos muy complejos, con muchas casillas pequeñas.
  • En general, todos los juegos de mesa como naipes, dominó, juego de la oca, parchís... unen la diversión con la obligación de concentrarse durante largos periodos. 

Cómo adultos podemos ayudar a que nuestros hijos alcancen estos cuatro factores de la siguiente manera:
  • Animar al niño/a para que este se implique con la tarea que quiere ejecutar, transmitir motivación. Ayudar a valorar todos los aspectos positivos de la actividad y los beneficios que conseguirá una vez termine la tarea.
  • Recalcar, felicitar, señalar el esfuerzo que el niño/a ha hecho, y ayudarle a comprender que el trabajo que ha realizado ha tenido sus frutos, valorando al mismo tiempo la satisfacción personal que supone haber alcanzado una meta.
  • Es oportuno que exista un tiempo en el cual los niños/as puedan desconectar de todas las actividades y tareas que están llevando a cabo, por ello brindaremos unos minutos de tiempo libre para reemprender la tarea con energía, no podemos pedir a nuestros pequeños que se concentren realizando una actividad el mismo tiempo que nosotros, sencillamente no están preparados, por ello deberíamos proponer cada cuarenta o cuarenta y cinco minutos de actividad, un tiempo de descanso (unos minutos) beber un vaso de agua, ir al aseo, comer algo… todo ello les ayudar a reemprender la tarea con mayor energía.

Por último y como actividades complementarias, que ayudarán a que el niño/a relaje sus tensiones, se valore, aprenda a realizar tareas de forma bien hecha y pausada, podemos ofrecerle:
  • Actividades para quemar energía: son aquellas actividades con las que el niño/a libera gran cantidad de endorfinas, ello le hace sentirse bien, como puede ser la práctica de un deporte.
  • Actividades relajantes que ayuden a evadirse de las presiones y a encontrarse con uno mismo: relajación, técnicas de respiración…
  • Actividades que mejoren la expresión de emociones: el diálogo, la lectura (a través de la lectura los niños/as identifican emociones)…

Texto redactado por:
María Jesús Meneses Delgado
Gabinete Psicología Perenquén

Enlaces consultados:
http://www.guiainfantil.com
http://www.guiainfantil.com
http://www.guiadelnino.com
http://www.educapeques.com